Magnanimidad de Amancio Ortega, por José Becerra Gómez

Ya lo viene haciendo con periodicidad y dejando constancia de su bonhomía y preocupación por los males que aquejan a sus congéneres. En esta España nuestra en la que vienen aflorando en los últimos tiempos un sinfín de corruptelas y apego al enriquecimiento personal, sin pararse a considerar la ilicitud de acciones,entendido el adjetivo en su sentido más literal, a saber, falta de legitimidad o conformidad con las leyes o la moral, llama poderosamente la decisión del creador de Inditex. Acaba de donar al Servicio Andaluz de Salud 40 millones de euros de los fondos de su Fundación para mejorar en lo posible el tratamiento contra el cáncer, esa enfermedad tan frecuente como terrible que pocas veces perdona. Hasta 25 aceleradores lineales más podrán encontrar los centros para la práctica de radioterapias más efectivas. Ortega ha dado muestras de esa generosidad que caracteriza su trayectoria vital que no parece que sea otra que la de conceder y compartir más allá del propio interés. Una virtud muy próxima si no equivalente al altruismo y la filantropía, virtudes éstas que adornan a la persona que hace lo que cree correcto y justo sin esperar recompensa alguna a cambio. Otro gallo cantaría a este mundo nuestro, en el que impera a partes iguales la ambición y la deshonestidad, con personajes que hacen gala sin ostentación de semejante magnanimidad y acendrada virtud. Obras son amores... y con muy buenas intenciones.