Ahora no sabemos muy bien dónde estamos pero me preocupa más donde estaremos mañana. Porque el 26J puede marcar, como nunca, un antes y un después si los podemitas pisan Moncloa, porque ya se sabe que no se irán y también su afición por el modelo venezolano de las colas de ocho horas para medio pollo y los palos a los que osan manifestarse por la liberación de los presos políticos. Pero ellos tienen también sus bajas y por eso la jueza Rosell renuncia a repetir como candidata, en realidad es un éxito compartido entre ella, por la investigación abierta, y quienes queremos el aseo de la cosa pública. Otro caso es el de Monedero y otros dos miembros del partido, que avalaron la tesis doctoral de la presidenta del Tribunal Supremo de Venezuela y apoyo de Maduro, Gladys Gutiérrez, que lo hicieron con mucho gusto. Sin embargo, todo se termina sabiendo, como escribiera alguien€ lo oscuro acabamos viéndolo, lo completamente claro lleva más tiempo. Pero quien me hace más gracia es el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi. La Policía Local pide su dimisión porque, sostienen, sus declaraciones infringen la ley, ¿y qué creían?, ¿que se había presentado a las elecciones para cumplirla? Es como Pablo Iglesias, que justifica la detención del opositor venezolano Leopoldo López, ¿quién se extraña?

Ahora lo que deberá aclarar ante la Asamblea Nacional del país bolivariano es si ha sido financiado por aquel gobierno que no le hace aprecio a la libertad. En cambio, Rivera no fue allá por dinero sino en defensa de los cautivos y puso el dedo en la llaga al decir que «en mi país hay partidos que apoyan lo que pasa aquí, gente que dice que estos señores opositores son golpistas». Y todo esto provoca la furia del español sentado ante el que desfilan estas escenas de la escopeta nacional.

El que me tiene despistado es Eduardo Pastor, ex presidente de la Agrupación de Cofradías, que se conduce por la vida como ex, como si no fuera más que ex; algo parecido le sucede a Paco Guti, que también se presenta como ex Defensor del Ciudadano. Quien ha sido algo quiere seguir siéndolo hasta la muerte y este es otro de los problemas de España, que nadie se va por su pie y hay que recurrir a los desahucios. Otro sí, Carlos Hernández Pezzi, que pasa de socialista a independiente y ahora a candidato al Senado por Podemos sin solución de continuidad, ha debido de tener un periodo de reflexión profunda, de afán de cargo público y manduca nada, por favor. A diferencia de otros, a quienes los traen en volandas, como a Mariano Martín, quien estuvo al frente del mítico Lemon, lo que demuestra que un día fuimos jóvenes, yo diría que todavía sí tenemos joie de vivre. Aquel pub entre el follaje cerró hace ya mucho y ahora se levantan unos pisos bajo la tierra que pisamos una noche de agosto. También ahora, todo sucede ahora, maldito presente, se despiden Carmen Trueba y Albert Weidig, la pareja que en la sierra de Churriana, con un horizonte inabarcable y limpio, levantaron Los pinos del coto. ¡Qué codillos más ricos!

Pero de esto no es de lo que hablo con Gonzalo Sichar en la charla del presidente de Renta 4, Juan Carlos Ureta, en el Málaga Palacio y con Feliciano Macías de maestro de ceremonias. Siempre hablamos de lo mismo, por ejemplo de María Ángeles Muñoz, Joaquín Ramírez y Manolo Marmolejo, tres víctimas de la afición por el tiro al plato. Ni ella ha tenido sociedad alguna en Gibraltar, ni su marido; ni él fue embargado nunca -sino que, como usted y como yo, se acogió a una periodificación negociada del pago de su deuda, a lo que tiene derecho-, ni el candidato número tres, también al Senado, acosó a nadie sino que solo puso en conocimiento de su superior unos hechos que conoció. Pero da igual, ya están condenados, y la verdad con ellos. Mira que hay corrupción a flor de piel y otra por desenterrar pero es más cómodo que la I+D+i. Así lo veía Jorge Manrique a la muerte de su padre:

Ved cuan poco valor

son las cosas tras que andamos

y corremos;

que en este mundo traidor,

aun primero que muramos

las perdemos.

D´ellas deshace la edad,

d´ellas casos desastrados

que acaescen,

d´ellas por su calidad,

en los más altos estrados

desfallescen.

cima@cimamalaga.com