Rojo clavel, amarillo albero, azul del mar y verde de la primavera. Una paleta de colores que lleva diez años pintando un lienzo único de turismo como es Andalucía por medio mundo. Andalucía solo hay una; Andalucía solo hay una, la tuya; Gracias a todos; Andalucía te quiere; Necesitas vacaciones, necesitas Andalucía o Tu mejor tú han permitido desde 1998 construir y consolidar la imagen de marca Andalucía como uno de los mejores y más competitivos destinos turísticos, lo que no deje ser importante porque hoy en día hay casi tantos destinos como países que han entendido que esta industria es una fuente inagotable de recursos económicos.

Una marca turística es algo complejo, más si se le exige éxito y que contribuya al incremento del producto interior bruto. Andalucía tiene la suerte de que cuenta con suficiente riqueza y variedad en sus ocho provincias para que sea muy fácil minimizar el gap entre la promesa de marca y la experiencia real, un dato importante que despeja las incertidumbres a la hora de decidir qué vendo a los millones de potenciales clientes que están dispuestos durante los 365 días del año a hacer las maletas para disfrutar de unas vacaciones. Con esta materia, Andalucía diseñó una marca que combinaba la riqueza, pluralidad y contraste de su oferta, evolucionando los conceptos semánticos y los mensajes hasta ser más emotiva para situar al turista como el protagonista principal de las campañas. La idea era hacerle partícipe de las experiencias que pueda vivir en un destino que sobresale por las propias características y valores intangibles como son la hospitalidad, los sentimientos, las emociones, la diversión... El turista como eje central.

Pero una marca por sí sola no construye un destino turístico, por más que sea una de las más premiadas internacionalmente o por que el contenido que venda sea un fiel reflejo de la variedad y diversidad del destino. Detrás de ese logo en cuatro colores y con un estilo de trazo manuscrito que representa los valores y atributos que caracterizan a una región llena de luz y color, hay decenas de profesionales como los de Turismo Andaluz, que en los últimos diez años han realizado más de 57.000 acciones promocionales en 50 países para atraer viajeros y posicionar a Andalucía como uno de los principales destinos del panorama internacional. En los últimos diez años estos cualificados técnicos turísticos han recorrido ocho millones de kilómetros vendiendo las bondades de Andalucía, siempre en la trastienda, lejos de los focos, cuidando los detalles y con jornadas maratonianas en las principales ferias turísticas como Fitur, la ITB de Berlín, la World Travel Market de Londres, la BIT de Milán, la interminable Tierra Adentro de Jaén o en acciones directas al consumidor a pie de calle en mercadillos, centros comerciales o estaciones de tren. Es la suerte que tiene Andalucía. Además de su riqueza natural y medioambiental, de su gastronomía, de su clima y sus playas, de su cultura..., cuenta -y doy fe de ello pues fui testigo directo durante dos años- con unos profesionales en el sector público que aportan un valor añadido y un conocimiento de los mercados emisores que pocas comunidades tienen.

La suma de todos estos solistas bajo la batuta de un buen director de orquesta permite que Andalucía sea hoy un destino consolidado, que ha sabido adaptarse a los nuevos retos y peligros que supone un turista móvil en mano elegiendo el destino de sus vacaciones y apostando por un turismo de calidad, aunque aún deba vencer la precariedad laboral del empleo turístico, enterrar la maldita estacionalidad y centrar sus objetivos en un turista más fiel, con mayor gasto y más días de estancia media.

Hasta el día de hoy no le ha ido mal a Andalucía. Afronta un verano que superará todos los registros y en estos diez años de marca se han pasado de los 23,4 millones de turistas a 26 millones; de 14.000 millones de ingresos por turismo a 17.600 millones (sin contar todo lo que generan las 60 actividades ligadas a esta industria) y de 41,3 millones de pernoctaciones a casi 48 millones.

Todo en una década prodigiosa pintada de rojo clavel, amarillo albero, azul del mar y verde de la primavera. En medio mundo ya conocen esta paleta de colores y lo mejor es que saben que detrás de esa marca está un destino único que se llama Andalucía. Así me lo contó un día el inolvidable Carlos Gil cuando recorrimos la costa este americana de Miami a Boston durante dieciséis días a principios de los noventa promocionando Andalucía sin contar con el paraguas aún de esta potente marca que cumple diez años. Va por ti Carlos.