Sí, amables lectores, no puedo pasar por alto que un grupo de vecinos de Pedregalejo se interese por su biblioteca municipal cuando ésta ha sido damnificada por unos vándalos. Tampoco debemos olvidar que otro grupo de personas dignas ha reclamado que, cuanto antes, se reparen los destrozos porque ya han transcurrido muchos días y aún todo sigue allí, manga por hombro. Nos apena que existan personas que elijen esta forma, tan zafia, de divertirse, que desaprovechen su tiempo haciendo daño a todos los vecinos. Si alguno de los destrozalotodo estuviera leyendo estas líneas, le pediría, encarecidamente, que para entretenerse intente leer cada día, al menos, cinco renglones de cualquier libro, que coja luego un lápiz o semejante y que escriba lo que a ellos le hubiera gustado que hubiera escrito el autor. Quién sabe si dentro de un año algunos disfrutaremos como ternerillos leyendo lo que nuestro amigo escribió. Llegará el momento en que no pueda prescindir de este pequeño placer. «Acumular sabiduría nos hace grandes, nos convierte en personas de bien». Eso me decía mi madre. Va por ella.

Consejito a quien competa: ¿Y si mandaran, «al bibliobús de mis entretelas» para atender a los sufridos lectores perjudicados por esta mala acción de los tontos más tontos del barrio?. Por dar una idea, vaya.

Debemos tener en cuenta que estos barrios tan bonitos tienen un defecto: exceso de personas mayores. Por lo tanto deben ser conscientes, los que dirigen el cotarro, que leer es un pasatiempo que acorta los dolores de aquí o de allá que padecemos las personas de más de setenta años. Y si los de Cultura de acuerdan de nosotros, les estaremos muy agradecidos.