A los ciudadanos del señor Rivera

Nunca me han gustado los partidos bisagra, pero tengo que decir en este caso, que el Sr. Albert Rivera me caía muy bien, por su defensa de la honestidad, su intransigencia con el «mangoneo», la proposición de la tan necesaria regeneración de algunos políticos y sobre todo la defensa de nuestra Constitución y la nación española.

En cambio, no me han gustado algunas de sus abstenciones en el Parlament de Cataluña, ni la poca exigencia para apoyar al Gobierno andaluz o romper tan rápidamente el pacto del Ayuntamiento de Granada, como igualmente en otros lugares del país. Solo desde la perspectiva de que muchos de sus dirigentes proceden del Partido Socialista, se entienden mejor estas decisiones, y es que como dice el refrán «La cabra siempre tira al monte».

Por tanto, como votar Ciudadanos es votar PSOE, si la próxima vez votamos en conciencia, nos podremos ahorrar estos «trapicheos».

Por otro lado me gustaría que a los partidos políticos se les pudiera exigir por ley el cumplimiento de los programas electorales, para que no pudieran hacer lo que no dicen y se les obligara a cumplir lo que prometen, de esta forma echarían mejor las cuentas. Para algunos es muy fácil aquello de «prometer hasta meter y después de metido (el voto) se acabó lo prometido».

A ver si va a ser verdad lo de uno que quiso hacer carrera política, se fue a la sede de un partido para afiliarse y el jefe le dice al secretario: Tómale el nombre a este mentiroso, muy enfadado el aspirante le contestó: Oiga, que yo no soy un mentiroso, a lo que el jefe le espetó categóricamente: Pues váyase rápido de aquí, porque Vd. no vale para político.

Federico BarberoMálaga

El grifo

Se cuentan por millones, aquellos que acuden al supermercado para abastecerse de agua embotellada. Las hay de todo tipo. Apenas nadie se acerca a beber del grifo, a pesar de que el agua del grifo es la más saludable. ¿Por qué ese miedo al grifo? ¿ Será porque emana? Puede ser. Una sociedad aconstumbrada a que todo, o casi todo, se lo ofrezcan hecho, desconfía de aquello que emana. El agua es vida. El agua embotellada, vida hermética. El hermetismo no es, y nunca fue, un compañero fiable.

Francisco García CastroEstepona