Orgullo humano

Hay temas y situaciones que hay que vivir desde dentro para poder comprenderlos. Muchas veces por el simple hecho de nacer con cierto privilegio no nos paramos a pensar cómo sería vivir sin ese privilegio, que tan poco valoramos. Por eso hay hombres que no piensan que aunque ellos siempre pudieron trabajar y votar, a las mujeres les llevó siglos de lucha obtener esos mismos derechos; hay personas del primer mundo que no piensan lo que es vivir en países subdesarrollados; hay ricos que no piensan lo que es estar bajo en umbral de la pobreza, y hay gente que no entiende que maten a una persona solo por admitir estar enamorado de otra. Por eso, tras la masacre de Orlando, el Orgullo Gay de este año cobra más importancia que nunca, porque no es solo una fiesta, es una manifestación en pro de hacer visible lo que aún hay gente que no quiere ver, una lucha por la igualdad de derechos entre humanos, solo por el hecho de ser humanos.

Cristina CastroEstepona

La encuesta de las encuestas

No están los tiempos para gastos pero hay demasiado en juego, sobre todo en lo que atañe a los objetivos que se marcan los partidos políticos para conseguir que el electorado se defina hacia ellos, dándoles el voto que tanto desean.

El teatro está servido atacándose unos a otros utilizando argucias, descalificaciones y todo cuanto pueda servirles para que la contienda les resulte fructífera en aras de conseguir el máximo poder para llegar a gobernarnos, eso sí, si llega a buen fin en el escrutinio final.

Pero a día de hoy, el tema se ha ido enquistando por la ausencia de mayoría absoluta, y la aritmética y los posibles acuerdos entre ellos han impedido cualquier investidura.

Entonces vamos de cabeza al 26-J con nuevas elecciones generales, y la ciudadanía ya está cansada de tanta comedia, y de ahí que yo me pregunte: ¿Podemos creernos lo que nos dicen las encuestas? ¿Son necesarias para los comicios? ¿Los votantes las necesitamos? ¿O son los candidatos los adictos a ellas? Bien, tengo la impresión de que estos sondeos se utilizan con la «soterrada» intención de condicionar el voto de quien es encuestado, que responde o no con sinceridad engañosa. Por ello, opino que las encuestas son un gasto inútil y fuera de lugar, porque al votante se le supone capaz, muy digno, consciente, libre de sus actos, y con suficiente raciocinio, cuya decisión final hasta la urna debe de ser completamente secreta y sin posibles manipulaciones.

Luis Vinuesa SerrateMálaga