En tiempos de tribulación no hacer mudanza». Ese era el consejo de San Ignacio de Loyola a los nuevos miembros de los jesuitas. Parece que la incertidumbre que crea el Brexit, la debilidad del crecimiento económico y la falta de fiabilidad ante las nuevas propuestas han llevado a muchos electores a encerrarse en su voto. Los vientos de cambio que se vaticinaban llevaron a muchos a frenar el cambio hasta conocer mejor hacia donde soplan.

La operación de Podemos de unirse a IU y declararse socialdemócrata ha desconcertado a muchos votantes de la izquierda, que le han dado la espalda ante un programa de diseño que carecía de contenido.

Ciudadanos se ha visto en una encrucijada parecida. Su afán de situarse entre el PP y el PSOE le ha dejado expuesto a los vaivenes de sus votantes. Muchos han preferido volver al PP antes de que vuelvan a pactar con el PSOE.

Así, los nuevos partidos, que hace un año venían a darle la vuelta al panorama electoral, se han encontrado con su techo electoral. En el caso de Podemos, con gran crueldad, ya que las encuestas le auguraban un camino de oro hacia la gloria.

Los resultados en la provincia de Málaga, de hecho, han sido un reflejo de lo que ha ocurrido a nivel nacional. El PP ha recuperado apoyos que le habían castigado el 20D. Parece que la posibilidad de un viraje demasiado extraño ha impulsado a sus votantes a volver a las urnas. El PSOE se mantiene, con una ligera bajada. Se vende como una victoria, pero no deja de ser la reedición de una derrota que dura ya nueve años. Siguen sin encontrar su suelo electoral y, poco a poco, continúan sufriendo una sangría de votos. Eso sí, parece que la herida se está cerrando. Podemos se quedó en una promesa sin cumplir y, lo que es más preocupante para ellos, perdiendo el voto urbano del que se nutren. El litoral, donde reside el 80% de la población de la provincia, se ha teñido de azul de nuevo. Eso es todo un aviso a navegantes para los ayuntamientos costeros gobernados por coaliciones de partidos que se sostienen en una precaria mayoría: Marbella, Mijas, Benalmádena, Torremolinos, Rincón de la Victoria, Vélez Málaga y Nerja tienen gobiernos coaligados con Podemos, PSOE, IU y Ciudadanos. Les quedan tres años para apuntalar su gestión, porque el PP empieza a recuperar fuelle electoral y un pequeño movimiento de votos puede desequilibrar el actual reparto de poder.

La clave estará en Ciudadanos. Su capacidad de mantener a sus votantes fieles a estas nuevas siglas y frenar una fuga hacia el PP marcarán la diferencia. El 26J ya anunció su debilidad.