De los casi 8 millones de votantes que el domingo decidieron que el PP debe tener apoyo para gobernar casi uno y medio son andaluces y al contrario que en diciembre hubo sorpasso en Andalucía. Creo que es una de las principales claves que podemos sacar de las elecciones. Si la subida de cuatro puntos y medio en Andalucía es cosa de Juanma Moreno o no, no lo sabremos mientras no podamos votar con anexo en el voto, cosa que de momento no se contempla. El caso es que tampoco parece que haya sido un obstáculo para que eso ocurra. Juanma siempre ha dicho que en Andalucía su proyecto era a medio y largo plazo, y si bien es cierto que los resultados no son extrapolables, si quiere acceder a San Telmo este comienzo no es malo. Ahora solo le hace falta, además, hacer oposición. Juanma, si quiere gobernar en Andalucía, además de ponerse las niubalan debe despeinarse, en todos los sentidos de la palabra que conozcan. Volcar su estrategia en pedir que bajen un impuesto concreto es como querer ligar en un bar pagando fantas, que ya se sabe que no garantizan nada. El sorpasso se produjo por el aguante en provincias como Málaga, donde se ha demostrado que España era mejor candidata que Urbano, siempre que creamos que la importancia de los votos es debido al número 1, claro. Pero donde se ha materializado ha sido en Sevilla y Almería. La pena de Susana es que hasta en Triana ha aumentado la ventaja del PP al PSOE si comparamos con 2015. Con todo, el trabajo que le queda a Juanma no es pequeño, sólo centrándose en Málaga y Almería no vale, y vivir sólo de la política de gomina es como torear de salón. El Parlamento andaluz tiene que ser su batalla: control, pelear por las leyes, presupuestos y sobre todo hacer oposición y trabajar. Solo así tiene alguna opción de presidir la Junta de Andalucía en 2019. Si Ciudadanos le deja.