El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quiere traer a la ciudad la Agencia Europea del Medicamento. Ignoramos si la oposición le va a dar el beneplácito o un analgésico. La propuesta será llevada al próximo pleno. Sí, lo extraño sería que se llevara al pasado pleno. No sabemos si la iniciativa, en forma de moción, es de calibre serio o uno de esos derrapes del regidor que así a bote pronto cambia de idea o alumbra una que sólo a él le parece genial, no la consulta con nadie y la propone contra viento y marea. Contra viento y mareo (de los demás, incluso de su propio partido).

La Agencia Europea del Medicamento está en Londres. Como Gran Bretaña ha decidido salir de la Unión Europea, se supone que esa institución tendría que mudarse. O sea, que el medicamento más bien se lo van a tener que dar a ese londinense bienpagao que no da ni chapa como funcionario de la tal agencia y que ahora se va a quedar sin trabajo. Claro que alguien con tamaña pericia como para trabajar en una agencia europea, aunque sea del medicamento, no es alguien que fácilmente se quede sin trabajo. De la Torre está desesperado por añadir algún logrito al declinar grisáceo de su periodo en la alcaldía. Algo que llevarse al balance. Opinamos que en este tiempo su mejor obra es joder a Elías Bendodo. Ha perfeccionado la técnica luego de mucho entrenar y ya se encuentra en plenitud de forma en lo que atañe a esta modalidad, incordiar a Bendodo, práctica por lo demás bastante practicada en la provincia aunque con desigual tino, elegancia y efectividad.

Estaría muy bien que la Agencia Europea del Medicamento se radicara en Málaga. Tiene 600 empleados. Nos daría empaque y aspirinas. Y hasta constituiría un buen antidepresivo para los que anhelan que aquí acampen instituciones y ven capada a Málaga por no ser capital de nada. Padeciendo como padece además el centralismo de la Junta. Algunos delegados tienen respecto de su consejero una autonomía de decisiones que no va más allá de la hora en la que salen a tomar café.

El aleteo de una mariposa en la Conchinchina tiene efectos en la otra parte del globo; igual, la decisión de los británicos de abandonar el club de la UE tendrá consecuencias en el pleno municipal de Málaga, provincia que bien haría en ir pensando algún tipo de incentivo para la población british aquí radicada. El debate puede estar interesante. La competición con otras ciudades por traer esa institución, también. A ver si nos echa una mano Rajoy, al que tanto parece gustarle Málaga. Por lo menos en campaña.