Entretanto leo una reflexiones sobre el tiempo del escritor estadounidense William Faulkner es cuando percibo lo acontecido en estos días. El poeta, narrador y Premio Nobel plantea una interesante máxima sobre la existencia temporal: «Los relojes matan el tiempo. El tiempo está muerto siempre que esté siendo marcado por las pequeñas ruedas; solo cuando el reloj se detiene el tiempo viene a la vida».

Parte de esta ponderación han debido leer los directivos de Vueling puesto que la compañía continúa teniendo problemas para mantener sus vuelos programados en el aeropuerto de Málaga, con cancelaciones y retrasos en sus horas de salida y llegada desde el pasado jueves, sin olvidar las conexiones con Barcelona, aeródromo el cual recoge a más de 8.000 damnificados por el negligente diseño de replanificación aérea con motivo de una huelga en Francia. En este asunto y desoyendo al autor americano, cuando las pequeñas ruedas de los relojes se han parado en los aviones de la citada empresa, el tiempo se ha convertido en una pesadilla al haber inmovilizado a miles de viajeros con el consiguiente trastorno físico, económico y emocional.

Según la RAE, una paradoja es un dicho o hecho que parece contrario a la lógica, o una figura del pensamiento consistente en emplear expresiones aparentemente envueltas en contradicción. Y me cuestiono ante la noticia del impresionante viaje de la sonda Juno a Júpiter si no vivimos una situación paradójica. ¿Cómo es posible que esta nave no tripulada impulsada por energía solar a las 03.54 GMT de este martes se haya incorporado a la órbita del gran planeta tras cinco años de viaje con una puntualidad asombrosa? Los de Vueling, obviamente, no poseen la respuesta, así lo confirma Faulkner: la ceguera del destino es en realidad miopía propia.