Todo el mundo se pregunta si habrá o no nuevas elecciones y yo lo que me pregunto es por qué no estoy en los sanfermines. Rajoy está a punto de preguntarle a los partidos qué quieren a cambio de investirlo pero yo estoy más atento a los embestidos en los encierros de cada mañana.

Ayer para ambientarme desayuné huevos con chistorras y un vaso de vino y me senté en el sofá a ver el encierro. Grité de emoción viendo las evoluciones de los corredores y de los astados. Lo malo es que el locutor también gritó de emoción y ya eran demasiadas dos emociones en una sola habitación. Si se llega a salir un toro por la pantalla la liamos. La liamos o lo corremos por el pasillo, no sé si saben ustedes lo que envalentonan las chistorras. Lo bueno de vivir muy de cerca los sanfermines, pero a ochocientos kilómetros de donde se celebran, es que puedes ir a tu aire. Acondicionado, incluso. De pronto estás por la tarde con el pañuelo rojo al cuello tomando un cervezón disfrutando del ambiente sanferminero que te quitas el pañuelo, aparcas el cervezón y vuelves a la realidad, que huele a sardina, a bronceador y a Felipe González dando consejos. Algunas cadenas de televisión emiten en directo para Estados Unidos los sanfermines. Una vez detuvieron a uno de los locutores por llevar tres días seguidos sin citar a Hemingway en las retransmisiones. Alegó que una brigada anti tópicos de la Policía Nacional le había advertido de que Hemingway estaba siendo muy citado y de que, tanta era la demanda, podrían darles gato por Hemingway en algún mercado negro. En España es que somos muy de traficar con las frases. Así, a la ligera, sin comprobar su veracidad o su frescura. Dando por hecho que son pertinentes y a lo mejor están más pasadas que un yogur del Sexenio Revolucionario. En nuestros días por ejemplo circulan apócrifas de Azaña o Zapatero sin que nadie compruebe su veracidad. A Larra lo han dejado un poco en paz. Antaño se le citaba mucho. Claro que a lo mejor es que iban a por una frase suya y les decían «vuelva usted mañana».

Todo el mundo se pregunta si habrá nuevas elecciones y como todo el mundo se lo pregunta llenan los programas de gente para preguntarle pero nadie aclara nada. Los socialistas dicen que es hora de Rajoy y que lo dejarán hacer. Pero también dicen que le votarán que no. O sea, va a ser imposible que tengamos presidente. Menos mal que los sanfermines no están al albur de ningún gobierno. Por eso se repiten todos los años. A lo peor algún día, citando a alguien de este tiempo, se dirá: sí, igual que las elecciones.