La tan ponderada selección española, ganadora en tiempos recientes de dos Eurocopas y un Mundial, no ha pasado esta vez de los octavos de final. El aplaudido fútbol español, con cuatro equipos semifinalistas en las grandes competiciones continentales de clubes y dos títulos ganados, Real Madrid y Sevilla, ha aportado a La Roja con el Barcelona y Atlético de Madrid, diez de los veintitrés seleccionados para la fase final de Francia. La elite del fútbol español es cada vez menos española.

El Barça cuenta en su nómina con jugadores excepcionales, pero extranjeros. La base nacional está compuesta por Piqué, Jordi Alba, Busquets e Iniesta. Sergi Roberto, Bartra y Aleix Vidal son suplentes habituales como Munir.

El Real Madrid, que se glorifica con once copas de Europa, mantiene en el equipo titular a Carvajal y Sergio Ramos y Lucas Vázquez, Isco y Jesé con Nacho y Arbeloa son compañeros de viaje. El Atlético cuneta con Juanfran, Koke, Gabi, Saúl Ñíguez y parece que está recuperando a Torres.

El Sevilla, otro club europeo y que se ha apuntado a ganar copas de la UEFA, alinea a Rico, Coke, Vitolo y, a ratos, a Iborra, Escudero y Fernando Llorente. Reyes ha sido complemento. El grueso de la expedición es el Villarreal, cuartosemifinalista europeo, ha jugado con ocho españoles: Mario, Víctor Ruiz, Jaume Costa, Trigueros, Bruno, Pina, Soldado y Dennis Suárez, además de Samu Castillejo, Samu García, Marín y Adrián. El récord. Y no es el más grande.

Con este panorama, con los grandes clubes repletos de foráneos, es natural que la selección acabe formada por jugadores españoles emigrados a otras ligas, especialmente la inglesa. El decreto Bosman que autorizó las contrataciones de futbolistas de la Comunidad Europea como trabajadores ha servido para que las cantera sean menos utilizadas dada la dificultad que tiene los futbolistas de casa para ocupar plazas que están en poder de competidores de otros países.

La contratación de comunitarios y aun de extracomunitarios se ha sustentado en la teoría económica de que tales contratos son menos costosos. Los salarios de los futbolistas, en general, han ascendido a cifras inimaginables y los traspasos son prohibitivos para la mayoría de clubes. La consecuencia natural es el fichaje de jugadores en formación por si hay posibilidades de traspaso posterior, de profesionales que ya están de vuelta y también de mediocridades sólo justificadas por su apellido y su nacionalidad.

En teoría, la Liga española con la llegada de jugadores extranjeros ha mejorado en calidad aunque ello no siempre es cierto porque la economía condiciona la formación de las plantillas y antes del comienzo del campeoanto se puede soportar porque media docena de clubes se jugarán la permanencia.

La selección ha fracasado, entre otras razones, porque además de que muchos de los llamados acudieron con demasiados horas en sus piernas no se están produciendo los relevos por más que el seleccionador acabe contando con jóvenes todavía cargados de inexperiencia. El cambio generacional será muy complicado porque seguirá ocurriendo que quienes comienzan a destacar se pasan demasiados partidos esperando la oportunidad. El Sevilla ha obtenido en ocasiones grandes beneficios económicos con jugadores de la casa. Ahora, con tanto forastero no habrá hueco para casi ninguno.

En el Real Madrid se invierte mucho dinero cada año para potenciar al Castilla y aportar jugadores al primer equipo. Y hace años que no puede presumir de ninguna «quinta». Al paso que vamos en algunas entidades se acabará por mostrar al españolito en un escaparate para el pasen y vean.

Posdata: Antes, los toreros, de Sevilla y los porteros, de San Sebastián. Ahora, Los Iribares y Arconadas también son extranjeros.