El problema de ser un alcalde muy personalista es que al final uno tiene la culpa de los éxitos, pero también es la cara que se lleva los tartazos. Y cuando te llevas más tartazos que éxitos es hora de marcharse del circo. Francisco de la Torre ha armado la mundial. Si algo está claro con el asunto de La Mundial es que peor no se puede hacer y todo culpa del alcalde. Lo que salga, lo bueno y lo malo. Nadie discute lo que tenga en el haber, y nadie le quita lo bailao, tanto en sentido literal como figurado. No obstante, como político, ha conseguido que hasta el PSOE diga una cosa en Sevilla sobre el proyecto de La Mundial y otra distinta en el pleno de la Casona, claro que ahora que lo pienso María Gámez también tiene mucho que ver con eso. Informes de Urbanismo, avales, problemas con la Junta, una serie de ingredientes que el Master Chef del Ayuntamiento ha terminado por cocinar, convirtiéndolo en una bomba que aún no se sabe cómo va a acabar. Es curioso porque no se puede cumplir el convenio ya que la empresa no paga, la empresa no paga porque necesita una inversión, inversión que no llega porque no tiene todos los papeles que no tiene porque no avala, está claro que el menú es de pescadilla que se muerde la cola y un poco ahumada con amenazas a los concejales de que pagarán de su bolsillo si el Ayuntamiento ha de pagar de su bolsillo. Eso es terrorífico. Me gustaría saber qué lleva el alcalde en los bolsillos. ¿Se llevará los azucarillos de los bares para luego repasar las citas en casa? ¿Tendrá los bolsillos aún con el hilo que traen cuando los compras a modo de pespunte? Nunca lleva maletín, al menos él no, por tanto igual en los bolsillos lleva papeles con notas, no parece ser de los que le hace fotos a todo. De momento con este asunto parece cumplir lo de «dime de qué presumes y te diré de qué careces». Nunca consiguió tan poco consenso el alcalde del consenso. De él depende ya ni siquiera parece que el partido tenga algo que ver con los asuntos que más tinta gastan. Tinta de calamar, claro. Es Master Chef.