De nuevo, la ciudad se cita con su viento vernáculo el cual confiere a la urbe una singularidad y personalidad propia. El terral es una de esas quimeras atmosféricas avezadas transformadoras del ritmo cotidiano de los malagueños, provocando atonía, alteración del sueño e irritabilidad. Este aire del oeste cuando llega a las costas portuguesas gira y entra por el norte haciendo aumentar la temperatura; tras avanzar hacia nuestra vega se convierte en viento del norte, así los malagueños veteranos suelen denominar que el «poniente se aterrala» cuando esta brisa cálida y seca de componente oeste gira a noroeste.

Se ha comentado que uno de los efectos generados por nuestro terral en el comportamiento local es la irritabilidad, alteración alojada desde ayer en la persona del alcalde. Con el terral llegó el voto negativo del portavoz de Ciudadanos en el Consejo de Urbanismo al unirse al resto de los grupos de la oposición: PSOE, Málaga Ahora y Málaga para la Gente para detener el controvertido proyecto de urbanización de Hoyo de Esparteros, con la construcción del polémico hotel de Moneo y la discutible demolición del edificio La Mundial.

Este lunes se convocó una concentración por plataformas ciudadanas donde alrededor de medio millar de malagueños solicitaban el rechazo del citado plan y la conservación del emblemático inmueble diseñado por el padre de la calle Larios, el arquitecto Eduardo Strachan Viana-Cárdenas. Con el terral ha llegado la decisión del detenimiento de esta propuesta de reordenación en este simbólico enclave y muchos malagueños, incluidos expertos arquitectos, pasan del bochorno físico y anímico a una sonrisa interna complaciente por tal resolución. La Mundial, por ahora, halla el sosiego.