Según expertos en el virus, el yihadismo se puede desarrollar en unos 14 días (caso de Lahouaiej), en cuyo momento ya está uno preparado para llevarse por delante a todos los que pueda, e inmolarse. Son ganas de complicar las cosas, pues, en realidad, se trata de una cepa tan antigua como el hombre, datada ya en su segunda generación; y aún este retraso debido seguramente a que en la primera Adán no podía acabar con Eva, ni Eva con Adán, sin poner en riesgo la estirpe que un día hablaría del asunto por pluma de un remotísimo descendiente (yo). Quiero decir con este merodeo que el asunto de fondo es el instinto homicida, el mismo que acabaría coronándonos como reyes de la Creación debido a nuestra eficacia depredadora. Como ese instinto natural sólo necesita una leve excusa para desatarse, en 14 días de islamismo express se pone uno ciego de fe (creer en lo que no vemos) y rienda suelta.