Los Juegos Olímpicos, algo más que medallas

Este evento deportivo universal, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, debe servir para afianzar los lazos de fraternidad entre los pueblos y las naciones. En la dimensión individual debe ser una oportunidad para los buenos ejemplos y para el sano desarrollo de las habilidades personales. Si hay una actividad que caracteriza a lo humano es el deporte, como forma privilegiada del juego. Su sana práctica se engrandece en la medida en la que se desarrollan una serie de virtudes, entre las que se encuentran el esfuerzo, el tesón, la lealtad y el cumplimiento de las reglas de juego, el trabajo en equipo y la generosidad para con los perdedores.

Tal y como ha señalado el Papa Francisco en un mensaje dirigido a quienes participan en los Juegos de Río, en un mundo que tiene sed de paz, «el espíritu de los Juegos Olímpicos pueda inspirar a todos a combatir la buena carrera, deseando conseguir como premio no una medalla, sino algo mucho más precioso: la realización de una civilización en la que reine la solidaridad», ha concluido el Papa, expresión con la que estoy totalmente de acuerdo.

Jesús Domingo Martínez. Málaga