El fiel terral, autóctono y singular, tampoco quiere perderse los festejos agosteños y hoy entrará para ser un protagonista distinguido, una vez más, de la vorágine de estos días fiesteros en la capital. Los malagueños gozan de casi 3.000 horas de luz solar anualmente, lo cual convierten a esta tierra anhelada en un lugar único donde el sol brilla más de 320 días, con una media de 2.905 horas de resplandores, según informa la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Así lo piensan los 9.351.226 viajeros que circularon por el aeropuerto entre enero y julio de la presente añada, registrando un 14,8% más de turistas si hacemos la comparativa con las mismas datos de 2015. De esta forma, si extrapolamos los datos a Andalucía, el consejero de Turismo de la Junta plantea una previsión de la llegada de 27 millones de visitantes a nuestra región en 2016, otro récord el cual conforma un crecimiento histórico, concentrando la Costa del Sol el 40% del turismo de sol y playa.

Con estos datos reveladores de bonanza y progresión se formula un interrogante intrínseco con este área: ¿por qué este incremento no va acompañado paralelamente al ritmo de desarrollo del empleo en el sector? ¿cuál es la causa? La respuesta, según el máximo responsable turístico andaluz, está en la concienciación de los empresarios en fomentar mejor calidad en la contratación así como en el compromiso de la reinversión en la mejora continua de las infraestructuras hoteleras. Lo cierto es el resultado muy discordante al evaluar las mejoras cifras del turismo en la historia y que éstas no se proyecten en la génesis y consolidación de una colocación estable. Como nos recuerda Francisco Umbral: «Antes nos engañaban con mentiras, ahora con verdades». Toda una serie de grandes paradojas la del turismo en Málaga, Andalucía ¿no creen?