Los británicos están que se salen: y no solo de la Unión Europea. También sobresalieron en los Juegos Olímpicos de Río al alcanzar un segundo puesto, solo superados en el reparto de medallas por los Estados Unidos. A fin de cuentas, es la antigua colonia que les ha tomado el relevo como imperio. Con 27 medallas de oro, los atletas del Reino Unido dejaron atrás a potencias del calibre demográfico de China y de la gran tradición de Rusia, que en tiempos de la Unión Soviética solía encabezar el ranking en casi todas las olimpiadas. Cierto es que entonces la segunda clasificada fue en un par de ocasiones Alemania Oriental, por motivos que solo el socialismo científico aplicado al músculo podría explicar.

Dado que los ingleses no emplean en el deporte los métodos comunistas, la explicación a tan notable desempeño habrá que buscarla en otra parte. En la financiación selectiva, por ejemplo. Las autoridades deportivas de Gran Bretaña pasan olímpicamente de las especialidades en las que sus opciones de medalla son más bien pobres. A cambio, concentran sus presupuestos en las que sí ofrecen posibilidades, lo que explicaría la fuerte inversión en deportes minoritarios como el remo o el ciclismo, en detrimento de la natación y el propio atletismo que, se supone, es la base de unos Juegos.

Literalmente, se trata de una lotería, en tanto que la UK Sports se financia con los impuestos y con aportaciones de la Lotería Nacional. Ese dinero permite pagar a los cien expertos en deportes de alto rendimiento que, como acaba de verse en Río, gozan de un excelente ojo para apostar por los deportes en los que hay garantías podio. Otra posible explicación residiría en que los británicos han inventado buena parte de los deportes de las olimpiadas. Idearon la televisión y el fútbol -que han acabado por ser la misma cosa-; pero también el golf, el tenis, el boxeo, el cricket y una gran variedad de juegos. Todo ello ha de ser la lógica consecuencia de la enorme cantidad de tiempo de ocio disponible por las clases adineradas del viejo Imperio Británico, para las que el principal enemigo a combatir era el tedio. Y algo tenían que inventar para no aburrirse. Si algún pueblo puede considerar el deporte como una creación y un rasgo estrictamente nacionales, ése es sin duda el que hoy gobierna Theresa May. Sorprenderá, como mucho, que en su propia Olimpiada de Londres del año 2012 los británicos alcanzasen tan solo un modesto -si bien meritorio-. Ahora se han resarcido con un inesperado subcampeonato de medallas en Brasil, excediendo a potencias tales que China y Rusia, por no hablar ya de Alemania y el disciplinado Japón. Igual esto es un resultado colateral del Brexit que sacó al Reino Unido de Europa; pero tampoco hay que exagerar. Lo único claro es que los ingleses están que se salen: lo mismo de la UE que en Río de Janeiro.