Morir de amor. ¿Cuántas veces has leído sobre esto en novelas? Camilo Sesto o Miguel Bosé han cantado sobre este sentimiento. Seguro que tú misma las has cantado en algún que otro bar cuando el dj las ha pinchado en honor a carrozas como nosotros. Tú eres la responsable de que yo sólo oiga esas canciones pero no me sienta identificado con ellas. Y es que yo vivo de amor. Vivir de amor es querer volver rápido del trabajo porque quiero verte, y mira que sabes lo que me apasiona mi trabajo. Vivir de amor es mirarte cada noche antes de cerrar los ojos para dormir o volver a mirarte en cuanto los vuelvo a abrir al despertar. Vivir de amor es querer estar contigo cada minuto que tengo libre porque no tengo ganas de hacer nada si no lo hago contigo.

Tú complementas mi vida, la has hecho mejor. Creo que hasta soy mejor persona gracias a ti. Ahora necesito viajar, me gusta descubrir restaurantes nuevos, no me importa ver algún que otro drama. ¡Hasta como verduras! Siento la necesidad de escaparme a la playa de Bolonia todos los años y mira que sabes que yo soy más de chiringuito. Pero en el fondo, tengo claro que todo esto me pasa porque lo que quiero es estar contigo. Eso es lo que me ilusiona, lo que hace que siga sintiendo esas cosquillitas en el estómago. Y todo porque tú haces que todo sea diferente. Tú consigues que ir a un restaurante sea una experiencia. O que un viaje sea una aventura en la que no paras de aprender o de ver cosas increíbles porque eres la mejor guía organizadora de escapadas del mundo. Eres capaz que me enganche a cualquier serie, da igual si es buena o mala o si me aburre o no. Porque lo que me engancha eres tú y ver lo que sea contigo. Me gusta hasta que te enfades porque sé que cuando se te pase el enfado o te des cuenta de que estás de mal humor vas a venir a buscarme para darme un abrazo y un beso.

Me gusta todo de ti, hasta lo que no me gusta. Me gusta hasta verte dormir. Me encanta quedarme callado y oírte hablar de lo que sea porque me fascina aprender de ti. Y es que creo que lo que más me llama la atención de ti, lo que me tiene alucinado es lo mucho que te admiro. Admiro tu inteligencia, tu forma de ser, tu constancia en el trabajo, que sigas estudiando y queriendo ser mejor. Admiro todo de ti y eso me hace disfrutar de cada minuto que comparto contigo. Y es que tú eres diferente, eres alguien fuera de serie.

Por eso me levanto cada mañana con el objetivo de cuidarte. No sé si lo hago bien o mal (seguro más mal que bien) pero te prometo que pongo todo mi corazón y mi empeño. Aquello por lo que lucho cada día, lo que deseo con todo el alma, no es otra cosa que hacerte feliz. Y es que yo soy feliz si te veo feliz.

Me has enseñado tanto. He aprendido tantas cosas de ti. Pero, sin duda, lo más bonito que he aprendido es a compartir mi vida contigo, a reírme si tú sonríes o a sufrir si tú lloras. Mi vida ya no es mi vida porque es nuestra vida. Mi ilusión ya no es mi ilusión porque es nuestra ilusión. Comparto hasta mis sueños, que ya no tienen sentido si tú no eres la protagonista. Como siempre te cuento, el más bonito de ellos es hacerme mayor a tu lado y seguir paseando de tu mano como aquella primera vez.

Tú haces que me sienta un privilegiado por compartir tu vida conmigo. Y esta es mi mayor fortuna porque nos queda todavía mucho por hacer juntos. Nos quedan infinidad de lugares por conocer, multitud de restaurantes donde comer y cientos de series que ver. Sinceramente que me dan lo mismo. Elige tú dónde vamos o qué hacemos. Yo solo quiero ir contigo.

Esto es vivir de amor. Compartir, comprender, apoyar, sufrir, reír... Pero nunca sólo, siempre contigo. Y por eso quiero escribirlo, quiero gritarlo y quiero que todos se enteren porque querer a alguien es el sentimiento más bonito que puede existir.

Espero que esta carta sirva para que me perdones por no decirte cada día cien veces que te quiero pero que también valga para agradecerte que seas como eres y convertir mi vida en nuestra vida. Gracias por tanto. Te quiero.