Hace unos meses estuve en Gines hablando de baloncesto. Me invitó el CB Gines a una actividad enfocada a entrenadores. En una mesa coloquio que compartí con personajes muy interesantes del baloncesto nacional se trataron muchos temas, uno de ellos el uso del castigo. Éste es un tema del que se puede hablar largo y tendido y con el que hay que tener enorme cuidado porque se puede decir cosas sin tener claro de qué se está hablando. Y es que no todos los recursos que usamos los entrenadores se pueden considerar como un castigo.

Lo más importante para establecer si estás castigando o no es tener claro cuál es la definición de castigo. Si tú como entrenador necesitas que tus jugadores hagan unas líneas de esprint para que se pongan a defender o si debes mandarles hacer flexiones para que corran de verdad al contraataque, seguro que no estaré de acuerdo contigo. Debes convencer más que imponer y tus chicos o chicas deben entender que defender o correr, por ejemplo, son aspectos del juego de gran importancia para ellos si tú así lo decides. Como entrenadores tenemos que conseguir esto de nuestros jugadores sin necesidad de castigarles puesto que no deben verlo como algo negativo que han de hacer porque si no lo hacen serán penalizados. Deben verlo como algo bonito de lo que pueden disfrutar.

Pero esto no quiere decir que usar las flexiones o un esprint en tu entreno esté mal o signifique que eres un castigador y un mal formador. Si en tu cinco contra cinco, por ejemplo, el equipo perdedor hace un esprint de una línea de fondo a la otra no lo veo como un castigo. Mi opinión es que ese esprint es una consecuencia por haber pedido ese cinco contra cinco. Ellos van a poner todo su esfuerzo e intención en ganar la competición. Lo harán porque quieren ganar, no porque sientan que serán castigados por perder. De hecho, los perdedores no harán ese esprint o esas flexiones como si se sintieran castigados, sino como esa consecuencia de haber perdido la competición (normalmente entre risas de los ganadores) y comenzarán la siguiente competición con mayor impetu, si cabe, para ser ellos los que se rían al final del próximo ejercicio.

En este caso no siento que el entrenador sea un mal formador por usar este método de trabajo ni creo que ninguno de sus jugadores se sientan maltratados. Por esto hay que ser muy precavidos al hacer juicios de valor sobre temas como éste, sin pararse a analizar antes de emitir cualquier tipo de opinión y observación, y siempre basándonos en el respeto a los colegas entrenadores.

Pensando sobre este tema me han surgido algunas ideas que quiero compartir con vosotros. Por ejemplo, cuando un jugador comete en un partido varios errores consecutivos, ¿qué hacemos? ¿Lo sustituimos? Si el motivo de la sustitución es que cometió algunos errores, ¿no puede ser tomado eso como un castigo? Si cuando estás entrenando defensa y un jugador no pone la actitud adecuada y lo sacas del ejercicio para que entre otro compañero por él, ¿podría considerarse como un castigo? O si el día que juegas un partido importante decides dejar fuera de la convocatoria a los dos jugadores que tú consideras menos importantes en el equipo, ¿los estás castigando? En este último caso el motivo del castigo es curioso. Entrenan como los demás, se esfuerzan como los demás pero no son convocados por el hecho de que tú consideras que no te pueden ayudar a ganar.

Es evidente que ninguno de vosotros estará de acuerdo con el último ejemplo y que ninguno dejáis jugadores sin convocar. Tan evidente como que todos veis que es algo que pasa y que seguirá pasando aunque después todos digamos con buenas palabras que no compartimos esa forma de actuar. Yo la respeto, pero no la comparto. Pero, ¿qué entrenador no sustituye a un jugador que ha cometido tres o cuatros errores consecutivos? Algunos lo sustituyen al primer error. ¿O quién no saca del ejercicio a quien no mantiene la actitud que consideráis correcta? Por esto insisto en que hay que tener cierto cuidado a la hora de hablar sobre este tema. Ahora bien, como digo puedes estar de acuerdo o no. Eres libre en tu forma de actuar. Pero siempre debes respetar a quien use cualquier tipo de método de trabajo.