Los resultados de las elecciones gallegas y vascas de este domingo en nada afectarán a los problemas de Mariano Rajoy para formar gobierno, seguirá sin tener suficientes apoyos para la investidura, si es que decide ir una segunda vez. Sí es posible que tanto Rajoy, como Pedro Sánchez y hasta Pablo Iglesias, vean afectado su liderazgo y Rivera verá que su partido se desangra y él mismo entra en la peor vía, la que no lleva a ninguna parte. Las elecciones gallegas y vascas no serán determinantes para que Rajoy llegue a La Moncloa, aunque puedo que estar equivocado.

Rajoy no tiene apoyos suficientes más que los que le ofrece, de momento, Ciudadanos, si bien habrá que recordar lo dicho por Rivera: Rajoy debe llegar a la una segunda investidura con más ‘síes’ que ‘noes’, de lo contrario «que no cuente con nuestro apoyo». Y no los tiene, incapaz como ha sido el líder del PP de buscarse el calor de los nacionalistas vascos y, sobre todo, ganarse la abstención de Pedro Sánchez. Nada de ello ha hecho. Hay algo peor, asumido incluso en ciertos sectores del PP: Mariano Rajoy es incapaz de regenerar su partido y mucho menos tener la autoridad moral para regenerar la política española. Si con este bagaje se piensa, todavía, que Rajoy puede arrancar la abstención socialista, es conocer bien poco lo que piensan la militancia y los votantes del PSOE. El PP, por mucho que lo quiera ocultar, está minado por la corrupción y los sucesivos juicios que se abrirán en los próximos meses pueden tocar la línea de flotación hasta del mismo Rajoy; al tiempo.

Rajoy sueña con unas nuevas elecciones, las terceras, que a tenor de los sondeos conocidos en poco variarán la actual situación: la derecha no podrá formar gobierno y la izquierda se desangrará, como le es habitual, en luchas, desconfianzas y zancadillas. Panorama muy complicado, salvo que en el convocado comité federal del PSOE para el día 1 de octubre cambien las tornas y lo que es ahora el ‘no’, se convierta en abstención. Y si esto sucediera, tenemos por delante dos años de un gobierno débil, sin autoridad e incapaz de afrontar los grandes retos que tenemos por delante: Bruselas y el déficit, el paro, la corrupción, el debate territorial, con el enconamiento del caso catalán y recoger aguas en el desastre social que ha sido la política de recortes en sanidad y educación.

¿Qué le espera, pues, a Rajoy? ¿De qué o de quiénes depende su futuro? Sobre el papel no parece que en el comité federal las federaciones andaluza, la más numerosa y potente, la que más pone se opone a gobernar con Pablo Iglesias (¿Y si diera PI un paso atrás?), la federación extremeña y la asturiana, están porque Rajoy forme gobierno con la abstención socialista; las demás federaciones tienen dicho un no rotundo a Rajoy, sea la también la poderosa federación valenciana, y la catalana y la balear; la gallega está con Pedro Sánchez. Si se suman los previsibles votos en el comité federal del 1 de octubre, mantendrá Pedro Sánchez su «no, es no», porque los primeros suman un 37 por ciento del total del comité y los que se oponen al gobierno del PP los superan. El «sr. No», como de forma in misericorde calificaba el profesor Rafael Esteve a Pedro Sánchez en este periódico, tiene las de ganar y si no lo consigue se va, se forma una gestora y Rajoy se comerá los mantecados en La Moncloa, con las bendiciones de los críticos, liderados por Susana Díaz. O puede que se convoque un Congreso para antes de las nuevas elecciones y entren en liza nuevas opciones que se opongan a Pedro Sánchez. Todo apunta a que sería Susana Díaz, pero no estoy muy seguro; no es el tiempo de Susana, con la ingente labor que tiene en nuestra tierra.

Puede suceder, sin embargo, que ante el riesgo de una mayor fractura en el seno del PSOE, Pedro Sánchez dé marcha atrás y se abra una catarsis para regenerar un partido que lleva muchos años anquilosado, sin conseguir conectar con los ciudadanos de clase media, único nicho donde los socialistas pueden recuperar su influencia en la sociedad, aunque nunca será ya como antes, al tener en el cogote el ‘neoanarquismo’ del que hace gala Podemos, en acertado análisis del profesor Fernando Arcas en este periódico y que yo recomiendo leer vivamente.

Habrá que esperar, pues, al 1 de octubre. Y todo son cábalas, dentro y fuera del PSOE, sobre todo en el PP, con la única esperanza de que Mariano Rajoy siga en el Gobierno.