Pues sí, este fin de semana comienza la Liga ACB. La semana pasada explicaba que la competición en sí me parece muy poco interesante porque está todo el pescao vendido. Sólo nos queda ver si alguien es capaz de dar la sorpresa en la próxima edición de la Copa del Rey, algo que es muy difícil pero que a un partido es mucho más posible. Lo que no puedo negar es que el baloncesto sí que me interesa y mucho.

Es evidente que la Liga se encamina a que cada año los jugadores salgan de los equipos en los que jugaron la temporada anterior y comiencen de nuevo en otro club. Así está organizado por los que manejan el mercado. Sí me resulta curioso que son pocos los jugadores que emigran de un equipo ACB a otro. Son muchos más los clubes que apuestan por jugadores nuevos que no conocen la liga. Supongo que la economía manda y los nuevos son más baratos. Me da pena que esto sea así y se apueste más por jugadores más desconocidos y foráneos que por jugadores españoles, que los hay y de calidad contrastada.

También es curiosa la nueva tendencia que se implanta en nuestra Liga en la posición de base. Dicen que esta es una posición fundamental para los entrenadores, que a partir de él se construye el juego del equipo. Supongo que Phil Jackson no estará muy de acuerdo, como demostró con sus Chicago Bulls. Pero él tenía a Michael Jordan, claro. Así es más fácil jugar sin base. Y sin pívot.

Los entrenadores de aquí prefieren tener un base de su máxima confianza en el equipo. Pues bien, este año tenemos la gran pérdida para la Liga de el Chacho Rodríguez que se marchó a Philadelphia a probar suerte a la NBA por segunda vez. Y le ha acompañado Tomas Satoransky, que también ha cruzado el charco. Esto es algo que no se puede parar, si te llaman los dólares de la mejor liga del mundo a ver quién es el guapo que dice que no (exceptuando a Sergio Llull, claro está).

El base ha sido una posición que siempre ha dado fabulosos jugadores españoles (Solozábal, Corbalán, Jofresa, Creus, Nacho Rodríguez...).

Hoy en día son menos los equipos que ponen en bases españoles la dirección de sus equipos. Zaragoza es el único equipo que tiene sólo bases nacionales. Tampoco es fácil ver equipos que apuesten por bases jóvenes. Aquí hay que destacar a Valencia que sigue creyendo en Guillem Vives, quizás el base más prometedor del baloncesto español. La apuesta del Madrid es Doncic, pero fichando a Draper, porque el joven balcánico ofensivamente es un jugador fabuloso pero defensiva y físicamente todavía tiene que mejorar. Alberto Díaz viene de hacer una temporada fabulosa pero el Unicaja ha fichado a dos bases más que inicialmente empezarán por delante del pelirrojo.

Los entrenadores siguen apostando por viejos roqueros en esta posición. Por esta razón Oliver, Cabezas, Llompart o Salgado siguen teniendo su hueco en la liga. Por eso y porque son muy buenos también.

Pero lo que se ha impuesto para este curso son los bases americanos. Parece que vuelve esta moda que hace años se implantó, moda que tampoco sé si se marchó alguna vez. Sí parece que ahora se vuelve a acentuar. Bien es cierto que con el cachondeo de los pasaportes es mucho más fácil. Después de la experiencia positiva de Baskonia con Adams y James parece que todo el mundo se ha animado. Baskonia repite apuesta de nuevo con Larkin. El Real Madrid repesca a Draper aunque no como jugador principal. La apuesta de Unicaja es doble puesto que, además de Lafayette, pone el juego en manos de Fogg, el mejor anotador en la liga alemana. Estudiantes trae de nuevo a la liga al veterano Omar Cook.

Pero de todas las apuestas, las que parecen más llamativas a priori son las de Gran Canaria con Bo Mccalebb (empiezan ganando la Supercopa) y, fundamentalmente, la del Barcelona con Tyrese Rice. Estos son jugadores diferentes, creadores de ventajas, muy difíciles de defender y que hacen cambiar por completo el juego de tu equipo. Son de esos tipos que bien merece la pena pagar la entrada para verles jugar.

Esperemos que alguno de los nuevos se sume a estos dos súper cracks. A ver si así recordamos al gran Andrés Montes y ponemos un jugón en nuestra vida.