Me protejo contra los autocorrectores que utilizo para detectar erratas y nunca es suficiente. Pero encuentro en Eric Jarosinski la respuesta que lo explica todo: «En el principio era el verbo/ Luego fue el mundo/ Saltó el autocorrector/ y lo convirtió en acervo inmundo».

He leído que los aforismos relampagueantes de Jarosinski consiguen reconciliar a muchos detractores de las redes con el tuit.

Son en total ciento cuarenta caracteres, desde luego, pero por encima de ello está la luz que desprende un sujeto lúcido, el autor de Nein, capaz de escribir algo así: «El mundo de hoy tiene dos problemas/ 1. El mundo/ Y 2. Hoy/ Tres, si contamos mañana».

O esto otro: «Marx, un marxista y un posmarxista entra en un bar/ Marx no puede con los precios/ El marxista no puede con la masa/ El posmarxista no puede con Marx».

O esta última ronda: «Marx,_Engels y el proletariado entran en un bar/ Marx bebe. Engels paga. El proletario pierde sus cadenas/ Luego las llaves. Luego el teléfono/ Luego a Marx. Luego a Engels».

Hay muchos más aforismos ingeniosos y hasta brillantes en un librito publicado por la editorial Anagrama que invita a disfrutar del pensamiento breve, de la palabra como cuchillo bien utilizada en un tuit.

Una excepción excepcional. Pensar es una gentil invitación y sin embargo el placer de hacerlo, como escribió Adorno, y se recoge en la edición, no es muy recomendable. Si Theodor W. Adorno viviera probablemente habría escrito que pensar no es demasiado frecuente.

Por ese motivo más que por cualquier otro, lean Nein y disfruten de la inteligencia.

Atentos, por ejemplo a la descripción que realiza de la red social Twitter, que para él no es otra cosa que: «Ingenio con gran capacidad de distracción. Hora del patio sin campana». O de tuit: «Un sujeto y un verbo para un texto que es demasiado corto y demasiado largo a la vez».