Álamos y Carretería cerrarán el círculo peatonal del Centro. Falta hace que la autovía que rodea el minúsculo casco histórico malagueño pase a ser propiedad de los ciudadanos de a pie. De primeras, la reacción es pensar que menuda locura, que por dónde pasarán los coches ahora€ Una locura como lo fue calle Larios, como lo fue el parking de motos de Casapalma o de Nosquera y como lo han sido todas las calles que se han ido acercando al peatón y alejándose de los vehículos. Las calles Álamos y Carretería son hoy lugares desagradables, faltos de elementos que llamen al apego por parte del ciudadano. Pasear por las minúsculas aceras de calle Álamos tiene un tinte heroico dado el volumen de tráfico diario y lo habitual que es verse obligado a bajar a la calzada cuando en el tránsito se cruza una pareja. Incómoda y ruidosa, la calle Álamos necesita de ese arreglo que permita unir la plaza de la Merced con el círculo histórico.

El caso de Carretería merece estudio aparte. La gran curva que traza la estructura de la antigua muralla es un lugar inhóspito en pleno Centro, una calle difícil de caminar, desagradable y que, por más que lo intenten con buena voluntad los emprendedores con nuevos establecimientos, no hay cristiano que pueda soportar más de media hora en un entorno como ese. Y mira que los chicos de Julia, BrunchIt o La Escalera en un lado de la calle, o La Madriguera y demás en la otra acera hacen lo posible para que la zona sea más habitable por los peatones. Peatonalizar la zona de Álamos y Carretería es necesario. Ahora sólo falta que la obra tenga mejor ejecución que, por ejemplo, la plaza de la Merced o Madre de Dios -en pésimo estado- y que una vez terminadas las obras las calles se entreguen al peatón y no sean ocupadas masivamente por terrazas.