Creo recordar que el PP andaluz por boca de sus máximos dirigentes montaron la de dios con los cursos de formación dando por hecho que la red clientelar del PSOE andaluz se había beneficiado con 3.000 millones de euros y evidenciaba que el Gobierno andaluz estaba hasta los machos metido en este fraude, llegando a estirar las acusaciones para llegar a la actual presidenta, Susana Díaz. El PP andaluz, con especial inquina la secretaria general, Dolores López, se despachó arremetiendo, una y mil veces, con inusitada virulencia contra la cúpula socialista y contra el Gobierno, retorciendo las investigaciones de la UCO, ya de por sí retorcidas. Tanto López como Moreno Bonilla y quienes le siguieron la onda, se apoyaban en los sucesivos autos de la justiciera Mercedes Alaya, la juez que no dormía, se llevaba a su casa (¡bendito maletín trolley!) miles de sumarios con el señalado objetivo de querer montar una causa general contra la Junta de Andalucía, papel en el que estuvo jaleada por la derecha mediática y señalados periodistas y analistas convencidos de que habían mordido carne fresca en el cuerpo socialista, en especial con descarados mordiscos a Susana Díaz, la presidenta.

Cuando aún no sabemos las conclusiones de la Comisión creada en la Cámara andaluza, donde hubo intervenciones y apreciaciones de dirigentes de Podemos hasta la náusea, viene la juez María Núñez Bolaños y dice que nada de nada, que todo ha sido un montaje, sin rigor, ni nada de alimentar a la gran red clientelar socialista, llegando a la conclusión de que sólo 38 empresas, de más de 18.000, tienen alguna relación con el PSOE andaluz, lo que no impidió que muchos de los dirigentes imputados fueron tratados como delincuentes con detenciones mediáticas que terminaron por destrozar la vida personal y política de muchos de ellos, con especial relevancia las detenciones de las delegadas de Empleo de Jaén y Almería; y el de Cádiz, esposado, detenido en la calle y llevado a los calabozos tal cual un delincuente. El maltrato, la crueldad, la incapacidad de defender su inocencia quedará en el haber de una juez que, en base a los informes de la UCO, partió de una presunta culpabilidad de 24 altos cargos de la Junta, cuando lo normal es dar como buena una presunta inocencia. La juez María Núñez ha sido clara y rotunda: ni hubo malversación ni prevaricación ni menoscabo de fondos públicos, ni una trama urdida desde la Administración para favorecer a una red clientelar. Y para que el PP no se vaya de rositas considera que las acusaciones del PP carecen de «rigor» y «de los requisitos básicos para ser tenidas en consideración». Al PP, ya lo ha anunciado, le resta presentar un recurso; está en su derecho.

La descarada y maliciosa utilización política que ha hecho el PP andaluz de este caso pone de manifiesto que no le interesaba llegar a la verdad sino tener elementos, como en el caso de los ERE, para joder a la Junta y poner en el disparadero a la presidenta Susana Díaz. Y todo esto sucede cuando en Madrid el PP se sienta en el banquillo en el caso Gürtel, con altos dirigentes imputados y en el mismo edificio se juzga el uso de las tarjetas Black, con señalados exdirigentes del PP entre los acusados. Un partido como el PP corrompido hasta los tuétanos no tiene capacidad moral para seguir gobernando este país.

Pero eso se sabrá en breve porque los socialistas están en capilla, a cuarenta ocho horas de decidir si mantienen el «no es no» o por el contrario van a una abstención técnica, prestando 11 abstenciones a un Rajoy que no las tiene todas consigo. Haga lo que haga el PSOE el coste será muy duro salvo que sea capaz de arrancar a Mariano Rajoy planes reales y no electorales contra el paro, planes contra la pobreza infantil, programas de ayudas parados de larga duración y para formación de jóvenes; planes para garantizar el sistema de pensiones, con una política fiscal que no premie a los más poderosos y una política definida sobre Cataluña. De ser investido Mariano Rajoy habrá, en breve, un termómetro de lo que puede ser su gobierno y se centra en la elaboración del presupuesto, con el recadito que ya ha enviado Bruselas: quiero, dice, cuentas claras y sin trampas y como aperitivo, ya saben que tienen meter un recorte de 5.500 millones de euros. ¡Menudo panorama! La ambigüedad de Rajoy, su eterna capacidad para recrearse en la indeterminación toca a su fin.

P.D. (1) Ana Mato ya tiene curro en Bruselas de la mano de Esteban González Pons. La exministra de Sanidad está a la espera del juicio Gürtel. Mal negocio si la condenan.

(2) Vuelta a las 35 horas semanales para los más de 270.000 empleados públicos de la Junta, una promesa hecha por la presidenta Susana Díaz. Es de esperar que el Gobierno central no recurra la iniciativa. Moreno Bonilla tiene la palabra.