¡Que se jodan!

Cifras cantan: El PP es el partido más rechazado por tres cuartos de los ciudadanos y dos tercios de los votantes. Sin embargo, va a volver a gobernar por la ineptitud y cobardía de los dirigentes de partidos -a los que en mala hora confiamos nuestros votos- y de los «intelectuales y famosos» que sólo saben llenar páginas de prensa con su firma de rechazo. Ni unos ni otros tienen lo que hay que tener para convocar a manifestarse a los ciudadanos, como lo harán muchas veces después de consumado ese golpe real a la democracia, para llorar por su vergonzosa impotencia. Eso sólo provocará acrecentada la risa de los «populares», que repetirán, no sin cierta razón, su: «¡Qué se jodan!», eco del también histórico «Llorad lo que no habéis sabido defender».

Martín Sagrera. Málaga

¿Movemos, o nos mueven?

Da la impresión, viendo la cantidad de seguidores que tiene Donald Trump, que la sociedad avanza como el cangrejo, confiando su futuro a poderes carentes de ética, que pensamos son además los que van a mantener nuestro nivel de vida en esta !sociedad del bienestar!. Es decir, seguimos confiando las soluciones a los mismos !expertos! políticos, economistas, etcétera que, si es cierto nos han llevado a cotas muy altas de desarrollo, no es menos cierto nos están alejando cada día más de nuestra evolución consciente. Y ¡ojo!, que no reniego absolutamente de sus soluciones, no, sino que simplemente las coloco en el lugar que les corresponde tener: externas a nuestros intereses.

No es lo mal o bien que hacemos las cosas lo auténticamente relevante, sino desde dónde nos movemos para actuar. Pues no somos las personas las que marcamos la pauta de los acontecimientos -votando, como nos dicen-, sino el «otro», u «otros», que son los que «tocan el silbato».

Concluyo diciendo que, antes de seguir avanzando, sería preceptivo atender a lo individual que a lo colectivo, y definir clarmanete lo que queremos alcanzar y, cuando lo tengamos bien claro, mediante la escucha, no parar entonces hasta conseguirlo. Pero no digo que me crean, sino que lo prueben.

Gerardo Hernández. Málaga