Muchos jóvenes ya no sabrán que hubo un día otro partido socialista, el Partido Socialista Popular (PSP), nucleado alrededor del profesor Enrique Tierno Galván, quien tras la absorción del PSP por el PSOE sería alcalde de Madrid. Bien, yendo al asunto: en aquel PSP soplaba, junto con una leve brisa marxista y un ventarrón de clases medias, el que Don Enrique llamaba «un airecillo libertario». Tan es así, que en 1977, casi recién legalizado el PSP y antes de las primeras elecciones, algunas asambleas discutían si participar o no en los comicios, por temor a quedar atrapados en las redes del poder. Se trataba del dichoso airecillo. Para no transigir en las ideas y mantener puros e incontaminados los principios se prefería que éstos no bajaran de las musas al teatro. Es una opción, sin duda, aunque no creo que pueda llamarse opción política. La política es transigencia y transacción.