Si Javier Fernández era la alternativa a Pedro Sánchez, los socialistas están mucho peor de lo que creen. El presidente de la gestora confiesa que su partido está hecho «un solar», demostrando así que el PSOE no está condenado a la inmortalidad. Los gimoteos socialistas sobre el futuro de sus siglas son más desalentadores que su sumisión a Rajoy. El entreguismo no se mide en los pálidos argumentos desgranados por los gurús que no van a votar, sino en el abanico de motivos que desaconsejan el apoyo. Se adjuntan apenas una veintena:

1. Ni un solo votante socialista depositó su papeleta en la urna pensando que estaba respaldando un Gobierno en solitario de Rajoy, aunque hay una mano que se levanta al fondo de la sala.

2. Votantes y militantes socialistas se oponen abrumadoramente al apoyo a Rajoy. Si hubieran querido un Gobierno de derechas, habrían votado al PP. Por eso el PSOE se refugia en un comité federal.

3. El PP no se abstuvo el pasado mes de marzo, cuando un Gobierno pactado por PSOE y Ciudadanos hubiera evitado las indeseables segundas elecciones generales.

4. Rajoy tampoco se abstuvo en ninguna de las investiduras de Zapatero en 2004 y 2008, para impedir que el PSOE cayera en las garras disolventes de Esquerra Republicana.

5. Más aún, Rajoy no se abstendría jamás para propiciar un Gobierno del PSOE, con cualquier margen de escaños. Ni siquiera ha agradecido el viraje socialista, Javier Fernández tuvo que hacer la primera llamada para confirmar el acatamiento.

6. El PP ni siquiera ha efectuado el gesto estético de sustituir a Rajoy como aspirante a la investidura, para ofrecer una mínima imagen de renovación que hiciera más digerible la abstención.

7. Rajoy es el amigo, jefe, socio, colega o perceptor de cantidades de Luis Bárcenas, Rita Barberá, Rodrigo Rato y Francisco Correa. Tras la votación de investidura, puede volver a nombrar a Soria.

8. Rajoy no ha llevado a cabo ni una sola concesión cosmética para suavizar el trance del PSOE, en textos tan carismáticos como la ley mordaza o la reforma laboral.

9. Rajoy no ha conseguido ni el apoyo de la derecha, estructurada en partidos como PNV o la antigua Convergència, por lo que difícilmente puede reclamar la sumisión de la izquierda.

10. El PSOE expulsa deliberadamente de su seno a aquellos votantes que son incompatibles con la sumisión al PP, un detalle magnánimo en un partido que no anda sobrado de respaldo electoral.

11. El PSOE despeja la izquierda para Podemos o para otras iniciativas progresistas futuras, amén de complicar la continuidad de los gobiernos regionales consolidados gratuitamente por la tropa de Pablo Iglesias. El tripartidismo tiende al bipartidismo.

12. Frente al entusiasmo sobrevenido de Felipe González para que otros voten a Rajoy, el entonces líder socialista no se abstuvo en la investidura de Calvo Sotelo, celebrada dos días después de un 23F que superaba en dramatismo a la situación actual.

13. De González a Susana Díaz pasando por Rubalcaba, la adhesión inquebrantable a Rajoy ha estado capitaneada por insignes personajes que no tendrán que retratarse en el Congreso.

14. Los mimos y caricias de los voceros de la derecha al PSOE domesticado deberían ser un motivo de preocupación, y no de congratulación.

15. El último barómetro del CIS demuestra que a un 95 por ciento de españoles no les afecta la ausencia de Gobierno, por lo que bien pueden aguardar a unas terceras elecciones.

16. En ningún sitio está escrito el resultado de unas elecciones generales, el PSOE es el primer partido del mundo que se considera perdedor a tres meses de celebrarse los comicios.

17. La idea de que un PP maniatado ejecutará el programa del PSOE viene desmentida por los movimientos de Rajoy para relegar al Congreso a la condición de cámara frigorífica.

18. Por eso mismo, antes concentración que abstención, solo el ejercicio de una cuota de poder limitará la tentación expansiva del PP.

19. La capitulación ante Rajoy está hundiendo la cotización de estrellas socialistas como Susana Díaz o Eduardo Madina, pese a que propulsa simétricamente a Miquel Iceta o Francina Armengol.

20. Aunque se desatienda todo lo anterior, la abstención no debe limitarse a una decena de diputados, porque esta restricción supone un agravio comparativo para la tremenda masa de parlamentarios elegidos por votantes de izquierda que piafan por suscribir a Rajoy

Puede haber más razones, pero no menos.