Aceitunas perdidas, por Plácido Cabrera Ibáñez

Hace pocos días, al pasear por el monte, muy cerca había un olivar y alrededor del olivo, en el suelo, se encontraban muchas aceitunas. Por el color de las mismas, era fácil distinguir las que recientemente se habían caído de aquellas otras que llevaban más tiempo. Pienso que este volumen de aceitunas en el suelo aumentará hasta el día que llegue la recogida. En ese momento podrían recuperarse algunas aceitunas del suelo, pero el mayor número se habrá perdido. Resulta difícil establecer un porcentaje de aceituna que cada año se desperdicia, pero según la climatología y la exposición del árbol a los vientos y a la lluvia, podría oscilar entre un cinco y un quince por ciento del total de cada árbol. Teniendo en cuenta que en cada campaña se recogen alrededor de 700.000 toneladas, el volumen de aceituna que se pierde ronda entre las 35.000 y 100.000 toneladas. Me parece que es una cifra demasiado importante para que cada año se pierda. Mientras no se desarrolle un sistema que permita aprovechar el fruto cuando se cae del árbol, se tendrá que recoger con los medios tradicionales, pero su recogida también podría servir para evitar despilfarros y contemplar la posibilidad de aprovecharla para rebajar el número de desempleados.