Si algo bueno tiene la Fiesta del Cine es que los bodrios de películas también valen menos de tres euros. Es lo que ha pasado, al menos a mi, esta semana. Las tardes dedicadas al cine barato (de precio y en esta ocasión, también de calidad) lunes, martes y miércoles. Un placer por triplicado del que los amantes de la oscuridad, las palomitas y la pantalla grande no podemos disfrutar tan a menudo como quisiéramos porque, la verdad, gastarse como mínimo ocho euros por ver una película a la semana ataca directamente a la línea de flotación del presupuesto mensual de un trabajador medio. Así están las cosas. Y al margen de todo lo anterior, están los anuncios. No los de la televisión, que han invadido sin compasión la gran pantalla, si no los trailers, los avances de próximos estrenos. No sé a ustedes pero para mi, en este caso, lo bueno si breve, dos veces bueno. Un buen trailer no dura más de un minuto, no ofrece más de dos o tres personajes de la película, apenas te deja imaginar la trama y te mete en el cuerpo el gusanillo por hacer una nueva visita a las salas. Hoy en día, desgraciadamente, los anuncios son spoilers en potencia. Cuatro minutos de anuncio en el que te cuentan todo lo que va a pasar, a quién le va a pasar, en qué momento vamos a reír y cuándo vamos a llorar viendo la película. La situación esta semana en la televisión no ha sido distinta. ¿Alguien dudaba de lo que ocurrió el jueves por la tarde en la primera votación de la sesión de investidura de Mariano Rajoy? ¿Alguien duda de lo que va a ocurrir esta tarde, Pedro Sánchez mediante, en la segunda? Los informativos, los programas de tertulia política y Antonio García Ferreras ya nos han contado una y otra vez desde hace días qué va a ocurrir, quién se va a abstener y en qué tono iban a ser los discursos de todos los representantes políticos presentes en el Congreso el jueves. Y esa previsibilidad, ese guion que siguen unos y otros, y que nos llevan avanzando no desde el pasado mes de diciembre, desde hace años, hace que la ciudadanía española esté tan, tan cansada y que sean muy pocos los que vayan a ver la película de esta tarde. Es la misma película que hemos visto desde hace años, y eso no engancha nada.