Barack Obama, el actual presidente norteamericano, avisaba a su audiencia en Cleveland, Ohio, en su mayoría jóvenes, en un reciente discurso en apoyo de la candidata Hillary Clinton: «La misma democracia está en juego en estos momentos».

En estos tiempos oscuros, no es un mal remedio el buscar algo de luz en la lectura de textos milenarios. Los que hace muchos siglos recogían inquietudes que siguen estando presentes hoy. Armagedón es un término de antíquisimas raíces bíblicas que aparece en el libro del Apocalipsis, en el versículo 16. Diversas religiones y culturas de la antigüedad lo han utilizado para referirse a las catástrofes anunciadas por los profetas, en las que el Mal se enfrentará al Bien.

Hoy es el 5 de noviembre. Estamos a tres días de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Los historiadores del futuro nos recordarán que estos meses han producido una deslumbrante eclosión de artículos y ensayos periodísticos de primerísima clase. En lengua inglesa, han destacado dos grandes diarios norteamericanos -el Washington Post y el New York Times- junto al semanario británico The Economist. No es exagerado afirmar que a lo largo de estos meses la literatura periodística comprometida con los valores de la democracia y la cultura occidental ha conocido momentos de emocionante brillantez.

Guardaré como un valioso «collector's item», como un objeto para coleccionistas, recientes textos imprescindibles de las tres publicaciones citadas. Entre ellos, uno muy reciente. Del Economist del 15 de octubre. Su portada, dedicada a «La degradación de la política americana», me llamó la atención. En la página 19, un «Briefing» sobre el candidato del Partido Republicano, el señor Donald Trump. «With these hands» lleva un destacado de antología: «El candidato republicano, que se describe a sí mismo como un depredador sexual, ha violado a su partido y ha violado a América». El problema es que un porcentaje importante de los votantes norteamericanos nunca leerían un buen periódico. Y la televisión basura y la literatura basura no podrán jamás llenar ese vacío. Como nos recuerda el prestigioso semanario británico, hay algo aún más preocupante que las noticias que emanan de un candidato moralmente daltónico, admirador deVladimir Putin, que lucha por convertirse en el líder del país más importante del planeta: «Lo más preocupante es lo que todo esto nos dice sobre la condición moral de América».

El Partido Republicano, el «Grand Old Party», el poderoso partido de los conservadores norteamericanos, el que quiso presentarse en elecciones anteriores como los campeones de la compasión social, nominó con una abrumadora mayoría a Donald Trump como su candidato a la presidencia de los Estados Unidos. La influyente columnista conservadora Jennifer Rubin se preguntaba el 1 de noviembre en el Washington Post: «¿Qué nos dice de los republicanos que el 60 por ciento de los miembros del partido piensan que un narcisista enfurecido, misógino y un mentiroso compulsivo, pueda ser presidente de los Estados Unidos?». Quedan un par de días. Los votantes del gran país norteamericano tienen la palabra. Y en sus manos estamos.