La hoja de haya que aún pende de la rama (A) a la que está caída en el suelo (B): ¿cómo te sientes?. B: Y tú, ¿cómo me ves?. A: No tienes mal color, al revés, un dorado cada vez más vivo, pero dime, ¿qué notas por dentro?, e, insisto, ¿cómo me ves a mi? B: Aún sigues verde casi mate, aunque creo que has empezado a tomar brillo; y no noto nada, sólo debilidad, se me ha ido el apetito. A: Pues se te ve mejor que a las que tienes cerca, muchas han pasado al marrón oscuro, un color como de caramelo, y en otras el dorado ya no aguanta más; es un bello espectáculo, visto desde aquí, claro. B: ¿No era mejor el de la primavera?. A: Bueno, entonces no te enteras, sólo sientes€¡espera!, esto se mueve, ¡maldito viento!€¡uf!, ya está, ¡librada por esta vez!, ¿por dónde íbamos?. B: Por la primavera; dicen que llega cada año. A: ¿si?, debe de ser una leyenda urbana. Y tampoco es mucho consuelo.