El PSOE es capaz de pactar con todos los nacionalistas menos con los suyos. Las relaciones entre el PSC y el PSOE no pasan por su mejor momento, frase que podríamos haber escrito también hace diez o veinte años, momento en el que estas cosas nos preocupaban algo menos. Si el PSC no cabe en el PSOE es que Cataluña no cabe en España, ha dicho alguien con mucha razón. Para intentar que el divorcio no se consume, Iceta y Susana Díaz se entrevistaron ayer en Sevilla. El lugar es el mensaje. O sea, Iceta yendo a Sevilla muestra algo que sin ser sumisión es algo más que cortesía. Y muestra también una importante voluntad política de achicar diferencias. No han tenido mucha suerte aquellos a los que Iceta ha apoyado a voz en grito bailando en un mitin, o sea, Hillary Clinton y Pedro Sánchez. El socialismo andaluz espera que no se produzca un tercer tropiezo.

Díaz quiere de Iceta una alianza estratégica y coyuntural, tal vez no es el socialista catalán que más le gusta, pero acaba el PSC de celebrar primarias e Iceta las ganó. Es lo que hay. De la alianza (máquinas electorales puestas a punto y bien engrasadas) del socialismo catalán y el andaluz han salido siempre los mejores resultados para el PSOE. Son territorios decisivos. Felipe González ha llenado más plazas de toros en Cataluña que en Andalucía. No colija el lector que es por esto por lo que los nacionalistas han prohibido los toros en esa comunidad.

Iceta y Díaz se han encontrado estos días en Madrid, en la presentación de un libro. La cultura une. Las piezas televisivas del acontecimiento (además de hurtarnos el título y el autor de la obra) nos mostraron unas carantoñas entre ambos que bien parecieron sinceras y espontáneas.

De todo esto también se va deduciendo que Susana Díaz actúa ya como líder del PSOE. Mientras, Pedro Sánchez se pierde, se encuentra, consulta mapas y prueba productos locales viajando con su automóvil por toda España. Nadie se fija mucho ya en él, parece que hace una eternidad de ese sábado de trifulca y comité federal en el que lo descabalgaron. Sánchez no ceja y tiene preparado algún efectismo mediático, algún golpecín de efecto, pero el principal, que sería una escenificación de barones y baroncitos apoyándolo, se le resiste. El tiempo corre a favor de Susana. A veces pudre más rápido al opositor que al poderoso.