Es el Black Friday, y había que aprovecharlo, por eso el tipo salía resuelto, animado, de casa ayer por la mañana. Tenía claro lo que buscaba, aprovechando la americanada del día este, que tiene algo que ver con el Día de Acción de Gracias o no se qué, pero que le va a servir para pillarse el iPad que necesita desde el jueves por la noche y, de paso, para comprarle a su madre algún detallito para Navidad, que aunque aún queda mucho hay que ahorrar lo que se pueda. No está la cosa para tirar cohetes. «¡Lo mismo me compro un paragüillas!, ¿sabes?», le dice a su colega mientras viajan hacia el Centro en el 1 mirando por la ventana un cielo nublado, que aguanta de momento la lluvia que parece que va a acompañar todo el fin de semana al cielo de Málaga. Al par de horas, misión cumplida, y con creces. Él, contento con su nueva tableta y con tres o cuatro virguerías más que sí que no necesitaba. Su colega también ha tenido suerte, le ha comprado dos regalos a su novia, que cumple años en dos semanas. «¡Y ya me valen para Navidad, te diré!», se ríe mientras le agradece al tipo el Whatsapp del jueves por la noche, diciéndole que después de ver lo de las luces en la calle Larios se dio una vuelta y vio los anuncios. La mente del tipo viaja a la tarde del jueves, al paseo que se daba con su novia que le había dado un coñazo considerable para ver el encendido de las luces de Navidad y él, a regañadientes, accedió. La radiante sonrisa de satisfacción que lucía desde que se hizo con el nuevo juguetito de Apple se convierte en una media sonrisa mientras evoca el ajetreo de la tarde anterior, la bulla, el gentío, y el «ahora vamos a esta tienda, ahora vamos a la otra» de su pareja. De ella, la culpable de que estuviera en la calle pasando frío en vez de estar tirado en el sofá, jugando con su antigua tablet. La tablet que provocó la discusión cuando llegaron a casa, la tablet con la que amagó en golpearle, la tablet cuya pantalla se rompió en mil pedazos cuando el puñetazo en el costado la hizo caer, llevándose por delante medio salón. Ayer era el Black Friday para uno, un viernes negro para otra, y el Día contra la violencia de género para el resto. El tipo, ya con su nuevo juguete, se ha conectado a la primera red wifi que ha encontrado para enviarle un mensaje de perdón: «Te quiero».