Susana Díaz actúa ya como futura secretaria general de los socialistas, sin dejar sus responsabilidades como presidenta de la Junta de Andalucía. Así ha sido recibida en Bruselas, con reuniones de trabajo de alto calado y una agenda de compromisos reales, haciendo que Andalucía se visualice con fuerza entre las autoridades europeas. Aparte de forzar un compromiso para que Bruselas entienda y se comprometa con el necesario corredor ferroviario y preservar la reserva de la biosfera como es el Parque Nacional de Doñana, a Susana Díaz se le vio hechuras de gobernanta nacional, con ideas claras y, sobre todo, dando la sensación de que en un futuro no muy lejano será quien trace el camino por donde andará el partido socialista. Que en el próximo año se haya encajado en la agenda comunitaria que varios de sus comisarios conozcan la realidad y los problemas de Andalucía, visitando nuestra tierra de forma oficial, bien merece Bruselas una misa o lo que sea. Susana Díaz así lo ha entendido y de ahí que en su apretada agenda se haya sentado con los más altos dirigentes comunitarios.

Me cuentan quienes han estado cerca de la presidenta andaluza que en Bruselas ha sabido manejar los hilos de políticas posibles, huyendo de plantear propuestas que no están en la agenda de la Comunidad Europea, si bien dejando claro que mantener la austeridad como hoja de ruta los perjuicios para Andalucía pueden ser aún más graves de lo que han sido hasta ahora. Y es aquí donde se plantea si hubiera sido posible que tanto la presidenta de la Junta como el líder de la oposición Moreno Bonilla hubieran podido unir agendas, tal y como pedía este último. Nadie duda que en los grandes asuntos que aquejan a Andalucía podrían coincidir, pero a nadie se le oculta que los planteamientos de la presidenta y del dirigente andaluz van por caminos divergentes de forma muy clara y rotunda, toda vez que la política de recortes de Mariano Rajoy no es el camino por el que quiere transitar la presidenta de la Junta y, mucho menos, la futura líder de los socialistas españoles. O, por poner otro ejemplo, las claras discrepancias existentes entre ambos partidos en la distribución de los fondos europeos que hace el gobierno del PP, castigando a Andalucía. Estoy convencido de que a la inversa, con Moreno Bonilla de presidente, no haría la misma propuesta de ir juntos por los pasillos europeos.

En España, sin embargo, parece que los populares y socialistas sí parecen ir por caminos paralelos en cuestiones de gran importancia para los ciudadanos como es la propuesta del PSOE de subir un 8% el salario mínimo interprofesional y sacar adelante el presupuesto del próximo año, política posibilista alentada por los presidentes socialistas que gobiernan las autonomías, asfixiados como han estado en los últimos años. El PP, con la grandeza que le otorga no tener mayoría absoluta, al fin parece estar dispuesto a hacer política y no a imponerla. Existe la sensación de que el PP y en especial Mariano Rajoy ha entendido que si no quiere ir de derrota en derrota parlamentaria debe actuar de otra manera, algo que se ha manifestado en la actitud del ministro Montoro que parece haber estado de ejercicios espirituales, con cura de humildad en su trato con las autonomías, las suyas y las ajenas.

P.D.- (1) El PP de Málaga debería otorgar los máximos honores a quien fuera alcalde de Torremolinos, don Pedro Fernández Montes, por haber dejado una roncha por encima de los 190 millones de euros y trápalas propias de un tahúr. Hubo un tiempo en que este alcalde era aupado por los suyos a los altares del buen gestor y ejemplo a seguir. Ya están perdiendo el tiempo€

(2) Javier Arenas, de nuevo. Ahí tenemos al gran campeón, sorteando dimes y diretes, acusado de haberse beneficiado o haber mirado a otro lado cuando su gran amigo Luis Bárcenas movía las cuentas en B, los sobres en B y el pago de campañas electorales del PP. Arenas, como es propio en él, ni sabe, ni conoce, ni firma (¿alguien sabe cómo firma?), vamos, todo un montaje. ¡Qué arte!