Cuestiones y respuestas

Recientemente he leído el libro Adán, Eva y el Mono, de Louis de Wohl, autor de más de 30 novelas de aventuras y suspense, de las que 16 se llevaron al cine. El autor escribe que «La teoría de la evolución bien entendida no es ninguna prueba contra la acción creadora de Dios». Por eso dice que podemos «admitir que el mono, es tan solo nuestro pariente lejano, pero de ningún modo nuestro antepasado. Adán no fue un gorila. Eva no fue una chimpancé. No era la Biblia la equivocada, sino la ciencia». Porque «evolución no es otra cosa que creación «a largo plazo». Y este plazo sólo es largo para nosotros los pigmeos de lo temporal, pero no para Dios, que vive fuera de todo lo temporal». Del apartado ¡Mi querido agnóstico! dice: «Muchas veces me he preguntado si usted seguiría llamándose a sí mismo agnóstico si supiera que esta palabra no quiere decir otra cosa que «ignorante». La fórmula básica de vuestro pensamiento viene a ser así: «No tengo suficientes pruebas ni de que existe Dios, ni de que no existe. Por tanto no puedo declararme ni creyente, ni ateo». Del ateo que está honradamente convencido de que no hay Dios, no puede esperarse que continúe buscando. Pero al agnóstico no se le puede permitir. Mientras admita que quizás sí pudiera existir Dios, tendrá que buscar. Y la búsqueda deberá ser honrada. No sirve «convencerse» de la no existencia de Dios, dejándose servir un par de «slogans» más o menos plausibles. ¡Quien busca honradamente, halla! Ser agnóstico puede aceptarse. Pero continuar siéndolo..., eso sólo puede llevar a la perdición». El libro tiene numerosos capítulos de temas actuales e interesantes, por citar algunos se encuentran los siguientes: Dictadores; ¿Tiene usted alma?; ¿Es usted pagano?; ¿Existen milagros?; El bien y el mal; Sufrimiento y dolor; Mi hijo ha muerto (Dios no existe); ¿Qué objeto tiene su vida?; Comprender todo significa perdonarlo todo, etc.

Plácido Cabrera IbáñezMálaga