Pues va a ser verdad que no se llevan los pezones. Lo leía el otro día y, tras comprobarlo en decenas de fotos, es cierto. Las mujeres ya no tenemos; al menos las modelos de lencería. Tampoco tienen vello púbico pero esto no sorprende en un mundo en el que hay una clínica de depilación en cada esquina. Los pezones no se pueden quitar con láser, así que, cuando las transparencias de la prenda hacen imposible cubrirlos, muchas firmas de ropa interior los borran con photoshop y se quedan tan anchas.

Lo que queda es algo redondo similar a lo que debe tener un maniquí de plástico. No sé si con este retoque una mujer parece menos sexi, pero sí que es suficiente para sortear la censura de las redes sociales. En Instagram, si se ve un pezón, censuran la foto. Obviamente, es tanta la fuerza de las redes y su capacidad de difusión que ninguna firma de ropa quiere ser borrada ¿Solución? Presentar a las mujeres luciendo unos maravillosos sujetadores de encaje sobre dos semiesferas de diverso tamaño plegándose así al delirante criterio de Instagram y de Facebook: pechos sí, pezones no.

Estos días estamos hartos de ver a una sensual Elsa Pataky posando para Women Secret con sugerentes conjuntos de lencería que han pasado sin problemas el filtro de las redes porque ¡oh misterio! bajo las transparencias de su sujetador no hay pezones. Hay marcas que optan por colocar telas tras los encajes para evitar la temida visión. Miren si no el último desfile de Victoria´s Secret en las redes. Se han difundido cientos de imágenes de las top model más famosas del mundo con diferentes conjuntos de lencería en el desfile. Muchas fotos tienen la lógica carga sexual de estas prendas y de las propias modelos. Pechos, nalgas, tacones de aguja, sonrisas provocativas, movimientos sinuosos... Pero han logrado el milagro: no hay pezones por ningún lado, así que pueden volar libremente por las redes sociales.

Ni siquiera se libran de la censura una mujer amamantando a su hijo ni otra explicando cómo hacerse una autoexploración para prevenir el cáncer de mama. A la red le da igual. ¿Hay pezón? Pues es inmoral. Eso sí, los de las mujeres. De los hombres solo ofenden los penes.

Los censores del siglo XXI no piensan. Son simplemente agoritmos matemáticos que reconocen en vídeos y fotografías zonas «problemáticas» y teóricamente pornográficas y se las cargan de un plumazo aunque se llegue al absurdo de censurar la imagen de una madre con su bebé o un cuadro de un desnudo femenino. Mejor no arriesgarse. Eliminemos todo lo que incomode a los nuevos dictadores de la moral incluidos nuestros ofensivos pezones.