Fue hace 15 años, el 18 de enero de 2001 en Málaga. Kirk Douglas ha cumplido 100 años. Muchos somos Espartaco en el sueño de ver cómo levantan la cabeza quiénes persiguen su libertad. Y la Cultura, salvada la distancia cronológica con la antigua Roma, es la mejor arma contra la ignorancia (que es el mayor argumento para ser un esclavo). La Cultura te proporciona caminos de íntima libertad aún estando preso. Algo parecido dijo Mandela en sus tremendos años de cautiverio. Fue hace 15 años aquella segunda manifestación que pedía un gran museo de Bellas Artes en Málaga (la primera fue en 1997). Pasado mañana, al fin, se inaugurará...

MÁLAGA ESPARTACA | Hace 15 años tuve el honor de pisar sobre el adoquinado de la entrada del Palacio de la Aduana en la que se cimbrean unas características palmeras, para arengar a los asistentes de una manifestación que parecía irreal en una realidad como la nuestra. Tuve el honor de presentar a Manuel Alcántara, que leyó el manifiesto ante la representación allí reunida de una Málaga espartaca. El manifiesto de la Plataforma Ciudadana La Aduana para Málaga, coordinada entonces por Mari Luz Reguero. Recuerdo con afecto a un hombre con gafas y a uno con grandes barbas. Unas barbas que Paco Jurado sigue conservando. Las gafas porque la vida le fue robando la vista hasta la ceguera al bueno de Rafael Puertas, director durante más de 30 años del museo desalojado del antiguo Palacio de Buenavista (actual sede del Museo Picasso Málaga) y luego embalado hasta casi hoy. Aquel desalojo había ocurrido unos cinco años antes de aquella manifestación emocionante.

RAFAEL PUERTAS | Así que, en aquella manifestación Rafael Puertas (filósofo, arqueólogo y cabezota y rudo como buen aragonés de cuna) era director de un museo embalado. Y lo fue hasta que se jubiló en 2005. Meses después, María Morente (de quien no he logrado que nadie me hable mal y asociada en la UMA al departamento de la imprescindible Rosario Camacho) cogió las riendas con las que el lunes hará cabalgar la Aduana para Málaga. Su suerte será la de una ciudad que recupera no sólo un magnífico edificio del siglo XVIII que recuerda su naturaleza marina y portuaria (a la que tanto se le ha dado también la espalda, torpemente), sino que también cierra el círculo de un itinerario brutal para el turismo de calidad que comienza en la Casa Natal de Picasso. No merecía Rafael morirse antes -como se murió hace ocho años- de haber visto cómo el próximo martes se abre al público su museo soñado. Pero uno ni nace ni muere dónde, cuándo y cómo quiere. Por eso se te recuerda tanto, Rafael...

FUIMOS ESPARTACO | También recuerdo aquella tarde a mi admirado y querido Eugenio Chicano, alguien que es mucho más que ni más ni menos que pintor, a quien le repetí más de una vez que habían vuelto a conseguir que una parte relevante de una ciudad como Málaga se levantara ¡por un museo!... ¡Qué suerte seguir teniéndole a él y a Alcántara vivos y entre nosotros! Y recuerdo que hubo otras manifestaciones. Y adhesiones políticas y ciudadanas a aquella primera cincuentena de asociaciones que se aglutinaron en la plataforma. Fue jueves. Todo aquello logró convertir una culta demanda en una seña de identidad de toda Málaga que consiguió, en gran medida, zafarse de la contaminación partidista (que no es lo mismo necesariamente que ideológica). Una demanda liderada por la ciudad menos sumisa y entontecida, por la Málaga no ensimismada en sus tópicos ni refugiada en sus felices tradiciones como única coartada para ser y sentirse Málaga. Casi veinte años después de embalado el museo, quince años después de aquella manifestación, uno siente la ilusión legítima de haber estado allí.

Y KIRK DOUGLAS | Existió el esclavo tracio. Existió el Espartaco que encarnó en la película de Kubrick el ya centenario Kirk Douglas, quien en realidad es el hijo de un trapero emigrante judío bielorruso llamado Issur Danielovitch Demski (de hecho comenzó en la escena llamándose Izzy Demsky). Reconozco que desde niño me interesé por ese tío de sonrisa encendida e incendiaria con un hoyuelo en la barbilla. Le vi en las pantallas de todos los cines de Málaga, desde el Regio hasta el Zayla, desde los cines París y Carranque de mi barrio hasta el Avenida, el Palacio del Cine, el Roya luego Aleixandre, el Atlántida, el Coliseum, el Lope de Vega y cómo no, el Astoria, el Victoria, el Andalucía, el Albéniz, el Echegaray y el Alameda (los cuatro cines del centro; yo no recuerdo el Málaga Cinema ni el cine Goya y mucho menos el Pascualini y bla bla bla). Dicen las crónicas romanas que llegó a liderar unos seis mil esclavos. Estaba condenado a fracasar. ¿Pero acaso lo que hizo no fue un alucinante triunfo? Douglas, también productor de la película, impuso que su guionista, Dalton Trumbo, firmara con su nombre, aún proscrito por la lista negra del senador McCarthy. Deberíamos inaugurar ahora un museo de las libertades... Porque hoy es sábado.