¿Hay relación entre el hecho de que al salir de la gran crisis estemos en España a la cabeza en desigualdad social y caigamos en inversión en I+D+i? Habría en ambas cosas, para empezar, un regreso al pasado, pues el atraso tecnológico y el social van generalmente de la mano, en Occidente al menos. Pero habría, sobre todo, una vuelta a las andadas del antiguo tropismo según el cual cuando se estrecha la ganancia la solución no está en inventar más, sino en explotar más, o sea, no en estrujar las meninges sino en estrujar al empleado. No echemos la culpa a nadie, ni siquiera a un grupo social, pues se trata de toda una cultura que al final viene, a la par, del viejo poso estamental que habían amortiguado las clases medias y de aquel unamuniano «que inventen ellos». O sea, en el fondo casticismo en estado puro, la atracción fatal de lo de siempre que renace cuando van mal las cosas.