El asunto de la violencia machista afecta al mundo entero. No sólo en España, en Italia y en los países nórdicos que solemos siempre poner como ejemplo para todo, las mujeres también mueren a manos de sus compañeros. La diferencia es que en Suecia una de cada dos mujeres denuncia, y aquí no. Tenemos mucho miedo a denunciar. Pero hay que hacerlo, no nos queda otra. Ninguna mujer debe permitir que la insulten, humillen, griten, o peguen.

Si ése es tu caso, si te está ocurriendo, no creas que podrás cambiar a esa persona. No podrás hacer absolutamente nada. Por muy fuerte y salvadora que seas. Esa persona necesita ayuda especializada, una ayuda que tú no podrás proporcionarle.

El maltratador actúa de forma imprevisible. El maltratador tiene un lado seductor que combina a la perfección con su lado más oscuro. Te pedirá perdón una y otra vez. Y te engañará, una y otra vez, no lo dudes.

Primero te seduce, luego, cuando ya te tiene bien atada, te ataca. Utilizará cualquier excusa para hacerlo y te culpabilizará a ti de todo porque, en el fondo de su alma, se debate entre el bien y el mal. A no ser que tengas la mala fortuna de que también sea un psicópata y no sienta absolutamente nada, el maltratador común, el de manual sabe que lo que está haciendo no está bien. Así que te dirá que lo hizo porque tú le provocaste, que llevabas la falda demasiada corta. A menudo hará alusión a tu físico. No reconocerá tus logros profesionales o familiares, los obviará. Nunca te felicitará por ellos. Un día te culpabilizará porque estuviste desacertada en algo, o porque le dijiste tal o cual cosa. Aprovechará cualquier excusa para justificar sus reacciones desproporcionadas.

No lo olvides, actúa como un depredador y tu eres su presa. Por ello, no dejes que pase mucho tiempo, cuando compruebes que no puede controlarse, hazme caso, ponte las bambas y sal corriendo. (Y llama al 016).

No quiero ni pensar en los países en que la mujer no tiene a dónde ir. Repito, esta lucha no es entre mujeres y hombres, es una batalla que nos concierne a todos.

Entre todos, hombres y mujeres, lograremos acabar con el machismo e implantar en nuestra sociedad esa mirada más femenina. La mirada del cuidador.