El "buen tiempo", por María Faes Risco

Como los niños en los antiguos films de vaqueros, todavía calificamos irreflexiva y equivocadamente al tiempo de bueno o malo. Así decimos que el tiempo es bueno incluso cuando reseca nuestras cosechas, origina restricciones de agua y hasta de electricidad, y dificulta el tránsito en nuestras ciudades, donde la contaminación nos enferma e incluso mata por millares. ¡Estamos buenos con ese «buen tiempo»! El que llamamos «mal tiempo» resuelve en gran parte esos problemas aunque, llevado también al extremo, arruina nuestras cosechas, estropea nuestras casas e infraestructuras, enferma y mata. Es decir que, como tantas cosas, lo bueno o malo depende de la proporción, porcentaje, dosis. Templemos, pues, nuestro juicio, sin valoraciones unilaterales, y hablemos con propiedad de un tiempo «normal, muy o incluso catastróficamente» seco o lluvioso.