En la semana en la que se han muerto -de momento- George Michael, la princesa Leia y el creador del Huevo Kinder, de lo que más se ha hablado en todo el país es de la contaminación en Madrid. Concretamente, de las medidas puestas en marcha por la alcaldesa Manuela Carmena para reducir la contaminación en la capital del reino, más capital que nunca a tenor de los minutos y páginas que se ha ganado el que un día, el pasado jueves, sólo pudiesen circular por el centro de la ciudad los vehículos con matrícula impar. Opiniones para todos los gustos, desde las que aplaudían la medida hasta los que pagaron su multa con mucho gusto, con tal de no renunciar a la libertad de sus cuatro ruedas, coartada por -fíjense qué tontería- hacer algo más puro el aire del Paseo de la Castellana. Desde Málaga se ha visto el asunto con mucha distancia y mucho recelo. Tener el Mediterráneo al lado ayuda a que no nos asfixie un sombrero de polución que perfectamente podría estar adornando la ciudad, con los miles de coches que diariamente se mueven por sus calles y rondas de circunvalación. Pero no hay que perder de vista las medidas podemitas y flower power de Carmena. Hay que aplicarlas en la Costa del Sol, y siendo más específicos, en el Centro de Málaga, donde el nivel de calidad del aire tampoco anda muy allá, y no precisamente por el humo que emana de los vehículos. Desde aquí lanzo mi propuesta al Ayuntamiento de Málaga para que limite el uso de las freidoras en la castaña central de Málaga de la misma forma que se ha regulado la circulación en Madrid: días pares para los bares y terrazas ubicados en los números impares de las calles, y viceversa. Los residentes, por supuesto, podrán seguir friendo las croquetas en la normalidad de su cocina. La misma fórmula podría tener su aplicación espacial con el objetivo de aliviar algo el tránsito del peatón, reduciendo de forma alterna la cantidad de mesas en las terrazas de los establecimientos hosteleros y que pasear un 27 de diciembre por la calle Granada no sea como atravesar un desfiladero con el abismo y a un lado y gin tonics con pepino y cardamomo al otro. Juntos, podemos hacer de Málaga una ciudad mejor. Que sea nuestro propósito para esta noche. Feliz 2017.