Si fuera por Wolfgang Schäuble, el tan poderoso como inflexible ministro alemán de Finanzas, a Grecia, ¡ni agua!: las reglas están ahí para cumplirlas y no para saltárselas cuando a uno le da la gana.

Por ejemplo, dando una paga extra de Navidad a los pensionistas griegos más pobres porque, como explicó su primer ministro, Tsipras, ya han sido suficientemente castigados y Grecia «no puede estar en estado de excepción permanente».

A lo cual, Schäuble contesta que la ayuda del contribuyente holandés o alemán no puede ser un pozo sin fin porque «la solidaridad sólo se justifica si se limita la ayuda (en el tiempo) y sirve para haya cambios positivos» en quienes la reciben.

Berlín ha consultado a la Comisión Europea, al Banco Central Europeo y al Fondo de rescate si la paga a los pensionistas griegos, no acordada con la troika, se ajusta a los compromisos de Atenas.

Preguntado por Die Zeit si no debería mostrarse mayor comprensión con un país tan atosigado como Grecia, Schäuble responde: «Comprensión no significa aceptar sin más que alguien vaya en la dirección equivocada».

«Seguir incurriendo en deudas ilimitadas sólo crea más problemas», explica Schäuble, quien no duda en recurrir a un argumento claramente demagógico y que sólo puede provocar resentimiento entre los electorados de distintos países.

Hay quienes olvidan, explica, que el dinero destinado a los programas de ayuda a Grecia no procede sólo de los contribuyentes alemanes o franceses, sino también de países como Letonia y Eslovaquia.

Y en esos últimos países, recuerda Schäuble, «las pensiones y las prestaciones sociales son en parte claramente inferiores a las de los países que reciben esas ayudas».

Schäuble no cree, sin embargo, que haya que renunciar al euro si resulta que las diferencias entre el Norte y el Sur son insalvables como han sugerido algunos.

«Lo que hay que hacer, dice, es más bien modificar la construcción de la moneda común de tal forma que podamos en el futuro superar esos problemas. Y ello significa acuerdos vinculantes en política financiera».

Schäuble reconoce en cualquier caso que el proceso de integración europea no discurre como sería deseable y dice que muestra "síntomas de agotamiento".

Incluso predice que van a ser necesarias «transformaciones institucionales» aunque para ello serán necesarios cambios en la Constitución europea, que nadie quiere en este momento, pero que pueden ser obligados por las circunstancias.