A nadie engaño si digo que el fútbol de alto nivel más que deporte se ha convertido en un negocio. La pasión y el sentimiento se ponen más bien en las gradas. La pasión bien entendida, claro. Animar sin descanso y que te dé igual si se gana o si se pierde, defender a tu equipo siempre, sentirte orgulloso de tus jugadores. Esa pasión no podemos confundirla con insultar al rival o a tus propios jugadores si se pierde, citarse para pelearse o no permitir que un aficionado pueda ver el partido con la camiseta del equipo rival. Eso no es pasión, tiene otro nombre.

Estamos acostumbrados a ver a jugadores besar el escudo de la camiseta en la presentación con su nuevo club, que rajan a la prensa cuando no juegan incluso si su equipo acaba de ganar un campeonato importante, que salen de fiesta si su equipo acaba de perder... En estos días hasta un jugador del Valencia, con la que está cayendo allí, se ha atrevido a pedirle a su entrenador que no lo convoque porque no se siente bien anímicamente para jugar. Muchas veces ellos piensan en su carrera porque saben que es corta y anteponen ese objetivo al club que les paga. Firman contratos muy largos pero que ambas partes, jugador y club, saben que no se van a cumplir. Trabajan para el club que les paga y juegan lo mejor que saben para ese equipo pero no sienten el equipo.

Esto sucede porque a los que dominan el mercado, clubes incluidos, les interesa que haya mucho movimiento en las plantillas de los equipos para que se paguen traspasos. ¿Cómo conocer así la ciudad en la que juegas, a sus gentes o su cultura? ¿Cómo sentirte un ciudadano más que comparte inquietudes y costumbres con tus vecinos? ¿Cómo te va a interesar la historia del club que te paga? Por esto es tan bonito y tan importante el gesto que Weligton ha tenido en nuestro Málaga CF. Bien es cierto que seguramente todos pensaban que era el señalado para ser dado de baja y que su plaza de extracomunitario fuera ocupada por Peñaranda. En parte era lógico, pues sigue lesionado y, desgraciadamente, no está claro cuándo puede reaparecer. Pero Weligton se adelantó demostrando que él no está pon encima de su club y que el equipo es lo primero.

No tengo la suerte de conocer al defensa malaguista personalmente. Tengo claro, por su gesto, que es un hombre muy inteligente y honesto. Pero estoy seguro de que los diez años que va a cumplir en nuestra ciudad ayudan a tomar una decisión así. En estos casi diez años este brasileño se ha convertido en un malagueño más y por supuesto en un malaguista. Conoce la ciudad, las costumbres que nos hacen diferentes y especiales. Su familia seguro que también está integrada. Sus hijas van a un colegio malagueño y tendrán amigos malagueños. Es posible hasta que alguno haya nacido aquí. Su mujer también hará vida como una malagueña más. ¡Si hasta tienen un negocio de restauación en la ciudad en el que cada plato tiene el nombre de un jugador del Málaga! Analizando todo esto posiblemente podríamos adivinar dónde va a vivir la familia Weligton cuando el jugador concluya su carrera deportiva.

Seguro que el central tendrá en su corazón el club donde se ha formado, del que ha sido desde pequeñito. Tan seguro como que nadie puede dudar de que en ese corazón hay un enorme hueco para nuestro Málaga gracias a las nueve temporadas que lleva con nosotros. Podrán venir mejores jugadores técnicamente o más rápidos. Pero será imposible que venga alguien que sienta la camiseta blanquiazul más que Weligton y ese es un plus que te hace ser mejor jugador. Esto solo se consigue si te formas en la cantera o tienes la capacidad de estar muchos años en la misma ciudad y el mismo equipo.

Es muy difícil crear tu plantilla sólo con jugadores formados en la cantera o que lleven muchos años en el club. Esto es entendible. Pero un porcentaje de la plantilla debe cumplir esta premisa porque ellos serán los que ayuden al resto a sentir la camiseta que deben defender cada vez que se visten de jugador y no permitirán que se den las circunstancias para que alguno salga en un vídeo borracho en una discoteca cuando su equipo no está donde debe en la clasificación.