Mantiene una amiga la teoría de que, al hacernos mayores, o nos aceptamos como somos y empezamos a pasar de michelines y arrugas, o nos volvemos obsesivos y entre retoques, dietas y pintura acabamos pareciéndonos a Chucky.

Dando fe de esta teoría, y tras una vida de poses, sacrificios y culto al cuerpo, Victoria Beckham confiesa ahora que no vale la pena perder tiempo en preocuparse por los defectos. En una carta en la revista Vogue UK, la diseñadora dice que se arrepiente de haberse sometido a dietas milagro y de haber pasado por el quirófano para estar más mona, y no duda en dar consejos a las jóvenes: «Probablemente debería decírtelo: no toques tus tetas. Durante todos estos años lo negué... fue una estupidez. Fue fruto de mi inseguridad. Limítate a celebrar lo que tienes», afirma la ex Spice Girl, que por fin parece haberse bajado de los eternos tacones de aguja y ya se la puede ver en ocasiones con zapatos planos. «Aprende a aceptar tus imperfecciones, eso es lo que quiero decirte. Y deja que tu piel respire, ponte menos maquillaje», lanza, al tiempo que da otro imprescindible consejo: «¡No se te ocurra permitir que un maquillador afeite tus cejas! Las consecuencias durarán toda una vida!».

En esta reconversión hacia el menos es más, la mujer de David llega al punto de prevenir contra el exceso de laca: «Siempre serás adicta a la laca de pelo, pero por favor trata de moderarte para que no tengas ese aspecto de ´hola, ¡acabo de salir de un túnel de aire!».

Pues sí, todo esto está muy bien: tenemos que aceptarnos, tener más autoestima, asumir que no somos la más guapa ni la más delgada del baile, no afeitarnos las cejas, no operarnos las tetas, ponernos zapatillas y dosificar la laca. De hecho, yo sigo estas máximas desde que cumplí los 15, y otro porrón de consignas más como no usar leggins con camiseta, ponerme medias en invierno por mucho que se lleve ir con las piernas desnudas, no llevar el pelo rubio platino y no comprarme vestidos que no se puedan usar sin sujetador. Tengo claro que a mí no me va a hacer caso nadie, por eso está bien que gente influyente como Victoria Beckham minimice la importancia del físico y venga al lado oscuro en el que vivimos la mayoría de mortales, pero me temo que su conversión no es completa por mucho que se baje de vez en cuando de los tacones. De hecho, en el artículo anterior en la misma revista, la diseñadora dio algunos consejos para mantener un matrimonio de 17 años entre los que se encontraba: «Nunca dejes que tu marido te vea desaliñada. Conserva la mística», lo que demuestra que seguimos perteneciendo a especies distintas, al menos de momento.