Mañana comienza Fitur, la cita turística más importante de España, que a Madrid le llena las marisquerías y abrevaderos, los bares de menuses, los hotelazos y hasta las pensiones infames. Concejales de Senegal, prohombres del Perú, consejeros de autonomías españolas, embajadores nórdicos, directores rusos de hotel, pisaverdes, tiralevitas, empresarios o viajeros y hasta touroperadores británicos pisarán la moqueta estos días del recinto ferial de la capital de España. Este año la Junta de Andalucía va lista de papeles. O sea, ha inaugurado la era sin papel: no habrá folletos. No sabemos qué harán sin ellos (en las jornadas en las que se deja entrar al público en general) los arramblapegatinas y coleccionistas de merchandising. Bueno, eso, arramblar con los pin y las pegatinas, los llaveros, mochilas, toallas o libretitas, pero ya no con los folletos. Andalucía es un pen drive o un disco duro, un smart phone donde ver las playas de Cádiz, el Pompidou, Úbeda o La Alhambra de Granada.

Fitur empieza mañana. Ya hoy hay una pechá de actos. Galas. Recepciones. Condumios, promociones. La crisis parece haber acabado. Ya no hay un tío de la oposición y un periodista detrás de cada edil de Turismo para ver cuánto gasta o si va o no va o qué dispendio hace el municipio en cuestión. Ahora vamos detrás diciendo ´dame argo´. Hay más alegría, dicen. Muchos turistas, las pernoctaciones las contamos a manos llenas, se inauguran hoteles cada poco. Y ya, si se creara empleo de calidad sería la hostia.

Fiturear es ya un verbo practicado estos días por numerosos malagueños también. Moqueta arriba, moqueta abajo se conspira y fotografía, se cierran tratos, se trenzan promesas, se palmean espaldas y se dan apretones de mano. Se queda para tomar un vino en la Cava Baja. O dos si son pequeños. Gigantesco negocio de la industria más atrayente del mundo. Si descontamos la del sexo. En Málaga hubo una vez un esbozo de intentar hace un Fitur, o al menos un fiturito o fiturín. Sin descartar un fiturete. Tenemos a quienes sabrían hacerlo muy bien. Hay recintos y ganas de feria y somos un potente referente turístico. Pero nos vamos conformando con las ferias del queso o de las novias o de los jerseys de saldo y si acaso con congresos de estomatólogos, lo cual es magnífico y deja dinero pero tiene un inconveniente: no es Fitur. Van cargados los AVE ya para la meseta. Alegre romería con pase pernocta.