Mientras Pedro Sánchez anunciaba que se iba a presentar a las primarias, pocos kilómetros más allá, Susana Díaz afirmaba que no tocaba hablar de liderazgos. Joder, a lo mejor opina que la cuestión se debe abordar en 2075.

El caso es que ya tenemos ahí una señal inequívoca de que el combate ha empezado: antes, Díaz sólo hacía afirmaciones por todos suscribibles. Ahora, las hace discutibles. Dudosas. En efecto, si Patxi López se presenta, si Pedro Sánchez dice que se presenta es que sí toca hablar de liderazgos, de quién lidera el partido, de quién coge los mandos. De a quién prefiere la militancia. Pero Susana Díaz parece proclamar: estos son mis tiempos y no los voy a cambiar. Lo que pasa es que el auditorio ya no recoge la proclama con unanimidad: hay quién se exaspera, quien piensa si no está amagando mucho.

Sus posibilidades siguen intactas. Incluso redobladas, dado que con tres en liza pudieran ser, al menos en teoría, López y Sánchez los que se disputaran votos entre sí. No conviene olvidar tampoco que este tiempo se le hace eterno a algunos barones, que son cosidos día sí día también a preguntas sobre sus preferencias. Eso parece querer la presidenta: decantaciones. Apoyos o rechazos. Las cosas claras sobre quién está con quién.

Ayer Juan Cornejo, número dos del PSOE andaluz y candidato al Oscar por su papel como ´socialista enfadado´, dijo con aspaventismo, aludiendo a Sánchez, que ya está bien de demagogia. Hombre, el pobre Sánchez ha estado todo este tiempo más callado que trozo de cobre. Ha hablado una vez sólo. Como este hombre no dosifique las broncas le va a dar un algo o repullo, un sofocón. A lo mejor lo que les ha dolido no es lo que ha dicho, que era lo previsto, y sí el hecho de que la presentación la haya realizado en Sevilla. Por cierto, en un sitio muy raro, verían las imágenes, allí como delante de un charcazo o lago, con los asistentes separados de él por el agua. Mala metáfora. La gente no cerca, la gente lejos, aclamándolo pero desde la distancia. Cornejo reprochó a Sánchez que hiciera un pacto con Ciudadanos sin consultar a la militancia y luego quisiera otro pero con Podemos. Los susanólogos apuestan cuándo será el anuncio o anunciación y mientras domina el tactismo del resto de dirigentes. Pero lo importante es la militancia. Eso parece. Algunos creen que está más enfadada que Cornejo.