Empezamos a andar el camino de la sensibilidad hacia el maltrato animal; cierto es que casi siempre, la sociedad avanza más deprisa que la legislación y solicita penas más duras, menos tolerancia ante el maltrato y que el maltratador pague con pena de cárcel su delito.

Tenemos una legislación excesivamente garantista ante el infractor, lo que en muchas ocasiones, hace lento (duran años los procesos) y penoso el camino hacia el reconocimiento de los derechos de los animales, pero no nos equivoquemos y queramos hacer fácil demagogia sobre el tema: cuando pedimos derechos, pedimos derecho de los animales a tener una vida y una muerte dignas, a ser atendidos en sus necesidades veterinarias, de comida y agua, de cobijo, y porqué no, de afecto.

Hay tres sentencias sobre este tema, las tres de Málaga, y sería conveniente examinarlas y valorar, desde el punto de vista animalista, el fallo y sus fundamentos.

Una es la ya famosa de Parque Animal, de la que poco se puede decir que no se haya dicho, ya que ha sido comentada por todos los medios y lo que llama la atención es lo magníficamente fundamentada que está, el gran trabajo realizado por el juzgador, analizando y fundamentando cada argumento, el impecable trabajo llevado a cabo por el Ministerio Fiscal y las acusaciones privadas y la profunda sensibilidad que emana de cada párrafo. Cierto es que nos hubiera gustado mayor condena, pero la legislación es la que tenemos y es lo que hay. Destacar la tremenda frialdad de Carmen Marin, puesto que asistí a todas las sesiones, aún siento el alma helada ante tanta crueldad.

Pero hay otras sentencias, que no por menos conocidas son menos importantes: hablaremos primero de una, fallada en febrero del pasado año, también por el juzgado núm. 14 de lo Penal de Málaga, donde se condena el maltrato continuado hacia un perro de raza grifón, que tuvo que ser recogido y atendido en una protectora, que lo encontró en un estado de absoluto abandono y en casi peligro de muerte por inanición y enfermedades parasitarias. Es impresionante como el juzgador vá desmontando, ayudado por un ministerio fiscal impecable, las declaraciones del acusado y argumentando sus decisiones. Se detiene el juzgador en un matiz importante para un animalista: la no empatía del condenado hacia ese animal, al que afirma solo lo quería para criar; una vez más, es vital la sensibilidad para poder juzgar temas tan duros como es el maltrato.

El fallo es de DIEZ MESES de prisión y pérdida de sufragio pasivo, acompañado de una inhabilitación de DOS AÑOS Y MEDIO para tenecia de animales . Por supuesto, también a costas.

El otro caso, se desarrolla en Vélez-Málaga, en el Juzgado de Instrucción e Instancia núm. 2, fallándose en Noviembre también del pasado año, se refiere a otro caso, continuado, de maltrato animal, tanto a perros como a cabras y caballos. En este caso, se dictan diligencias urgentes por la gravedad de los hechos y el estado de los animales, quedando probados los hechos, ya que el acusado se muestra conforme en todo, sin negar los hechos ni su gravedad, pero pidiendo a cambio su defensa (y siendo concedido por la magistrada) la suspensión de la pena de cárcel impuesta (DOCE MESES) por un plazo de DOS AÑOS, siempre que no vuelva a delinquir en zese plazo y se mantiene la inhabilitación para tenencia de animales durante TREINTA Y DOS MESES.

Pilar básico para que se pueda instruir y llegar al máximo de convencimiento de que existe maltrato, es una actuación policial correcta, que no deje cabos sueltos ni indicios sin examinar. Es lo que ha ocurrido en estos tres casos, una actuación policial ( SEPRONA en el primero y los otros dos, Policía Nacional ) impecable y eficaz y una colaboración sin límites de las asociaciones animalistas en todos los casos, que se hicieron cargo y ayudaron a los animales maltratados.

Aún nos falta camino, la Administración debe ponerse las pilas y preveer donde acoger a esos animales, que no recaiga siempre el peso en las asociaciones animalistas; necesitamos un endurecimiento de las penas en el Código Penal, que la entrada en prisión nos sea discrecional del juzgador, que entren sí o sí; la consideración de ? SERES SINTIENTES? en vez de bienes muebles de los animales en el Código Civil; una ley de protección y bienestar animal a nivel nacional y la creación de una policia animalista, exclusivamente animalista.

El camino está empezando, la sensibilidad hacia los animales y la alarma social que crea su maltrato y abandono, cala en una sociedad que terminará siendo más justa, comprometida y noble.

Como animalista, quiero darle las gracias y mostrar mi profunda admiración y respeto a los magistrados, fiscales, letrados y cuerpos y fuerzas de seguridad que hacen posible que la crueldad hacia los animales, no quede impune.

*Carmen Manzano es la presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga