Ha sido ésta una semana importante. El lunes se produjo en Londres una intervención tan valiente como oportuna de un gran europeísta, Guy Verhofstadt. El martes otro acontecimiento concentró también nuestra atención: la carta -histórica- del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a los líderes de la Unión Europea, difundida por los medios de comunicación de medio mundo.

El muy respetado y prestigioso político belga, Guy Verhofstadt, fue elegido en el pasado mes de septiembre representante del Parlamento Europeo en las posibles futuras negociaciones de la Unión Europea con el Reino Unido sobre el cada vez más enrevesado brexit. Para los que hemos tenido en el pasado una cierta vinculación con instituciones europeas fue una buena noticia. El señor Verhofstadt es titular de una brillante trayectoria política, que pasa por haber sido primer ministro del Reino de Bélgica (1999-2008), presidente de turno del Consejo Europeo y líder y portavoz en la actualidad de ALDE, la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa. No deja de ser éste en importancia el tercer bloque político del Parlamento Europeo. Después del Partido Popular Europeo y el Partido Socialista Europeo.

Un buen amigo asistió el pasado 30 de enero a la conferencia de Guy Verhosfstadt en la sede de un influyente ´think tank´ londinense, Chatham House. También conocido como el Royal Institute of International Affairs. Fundado en 1920, es una institución sin ánimo de lucro, con un historial modélico por su buen hacer en todo lo que propicie un mundo más sostenible, seguro, próspero y justo. Mi buen amigo me ha enviado el texto de la conferencia del señor Verhofstadt. Lo que le agradezco desde estas líneas. En el discurso, de impecable factura, el orador identifica y analiza las tres principales amenazas que en este momento acechan el futuro y los legítimos intereses de la Unión Europea. Según el ilustre estadista, los enemigos más inquietantes de la Unión Europea en la actualidad son: el Estado Islámico (ISIS), Vladimir Putin y Donald Trump.

Refiriéndose al nuevo presidente norteamericano y a su más que obvia hostilidad hacia la Unión Europea, Verhofstadt pronunció estas palabras que para él dejaban muy clara la peligrosidad para Europa de los planteamientos del nuevo líder del país más poderoso del planeta: «Trump habló muy favorablemente del hecho de que también otros países quisieran abandonar la Unión Europea y de que él tenía puestas sus esperanzas en la desintegración de la Unión Europea». Para Guy Verhofstadt era una manifestación muy peligrosa, ya que para él «una desintegración de la Unión sería un desastre, no solo para Europa, sino también para nuestros aliados y para el mundo».

Decía desde la atalaya de su sabiduría el gran Thomas Fuller: «Tenemos el deber moral de perdonar a nuestros enemigos. Pero nunca el deber de confiar en ellos».