A la espera. Mientras escribo, en su telaraña digital la araña mediática aguanta la respiración, pendiente de atrapar en la red la condena a una Infanta de España. La previsible pena de prisión a Iñaqui Urdangarin, su marido, a quien la fiscalía le pedía 19 años de cárcel, parece más asimilada. Otra imagen, sin embargo, es la que emociona a este humilde escribidor. La del apretón de manos entre dos hombres que quizá ahora empiecen a ser hermanos. Ambos hijos genéticos -aunque sólo uno reconocido por su padre- de un torero heterodoxo al que yo veía hacer el salto de la rana en los ruedos de España (también de España, como la Infanta) en la tele en blanco y negro de mi infancia: Manuel Benítez El Cordobés…

Hermanos de albero

Yo sólo me alegro por ambos. Además, conozco a Manuel Díaz y sé de su nobleza como ser humano. Lo de que sea torero, arquitecto u ordenanza municipal me trae un poco al pairo. Como cada día me la traen más cosas que voy mandando al garete (no confundir pairo y garete, la gente de la mar lo sabe) Pero desde Creta a Picasso, quizá con Kafka como excepción, no cuaja igual en el relato un ordenanza, aun toreando al jefe en la oficina, que un torero lidiando en algunas de las plazas que aún quedan para la lidia en las españas. Julio y Manuel, hermanos de albero y de sangre, torearán juntos en Morón de la Frontera, donde el gallo y la base americana (aunque la base esté en el término municipal de El Arahal). Julio lleva primero el apellido de su padre, Manuel el de su madre. Del padre se acaba de hacer una radio novela que parte de sus orígenes humildes en aquel país de la dictadura hasta convertirse en una especie de superhéroe con traje de luces. Sobre el mano a mano de sus, según la Justicia, dos hijos, El Cordobés ha soltado una de esas frases estrambóticas, y sin bocado, que clavan en los titulares los odiados o amados tipos de leyenda; una de esas frases que en realidad hablan de sí mismos: «Los dos llevan sangre del quinto califa», ha dicho. Y que de todo esto no haya una buena película…

Dos contra uno

Como el cordobés saltaba de rodillas de un lado a otro en los ruedos, la rana sigue saltando de charco en charco en la política española. Esta semana la película que tampoco se ha hecho va de fiscales. Un fiscal general contra dos fiscales rasos, por simplificarlo. Lo de la posible imputación del Presidente murciano, caso Púnica de por medio, tiene complicada literatura legal. Pero quizá merece la pena fijarse en un solo párrafo de la orden de la Fiscalía General del Estado para que no se le acuse. Al final de esa controvertida orden se alega que los hechos (para entendernos, el pago a empresas privadas con dinero público por trabajos de posicionamiento web que beneficiaban a una senadora y al actual presidente de Murcia) sucedieron antes de la reforma legal de 2015 que sí castiga expresamente la provocación, proposición y conspiración para cometer los delitos contra la Administración Pública. O sea, que a partir de 2015 lo que presuntamente hizo el presidente murciano es un delito pero antes no estaba tipificado como tal. Allá el Derecho y su evolución respecto a la sociedad a la que afecta. Pero para el ciudadano que paga sus impuestos el asunto es feo con avaricia.

No por Nóos

¡Ya! Se acabó la espera. El periódico vendrá hoy lleno de informaciones explicando la sentencia del caso Noos. Cuando yo iba ayer por aquí escribiendo esta página la alerta saltó, como la rana. Urdangarín irá a prisión (ya que una condena de algo más de 6 años no se la salta ni el Cordobés toreando en su mejor estado de forma, en los años 60 y 70). La Infanta no. La palabra «absuelta» pesa sobre su regio nombre, en los titulares, más que la multa de casi 300.000 euros que tendrá que abonar como responsable civil subsidiaria de lo que hubiese podido disfrutar de lo estafado por su marido, o algo así. También multada con medio millón de euros, pero libre, ha salido la mujer del peor parado, Diego Torres, el socio de quien fue admirado medallista olímpico y duque de Palma. Jaume Matas, ex ministro, ex presidente balear, ex excelentísimo señor, volverá a prisión, y más habiendo sido ya antes condenado y habiendo estado ya en la cárcel, con estos nuevos casi 4 años que le han caído por el caso Noos. Repugna todo lo que salpica la rana de charco en charco…

Echarse al monte

No sabemos si habrá un estanque con sus peces -y sus ranas- en el entorno del monte de Gibralfaro, pero parece que algún dinerillo municipal caerá sobre su ladera para adecentarlo para el uso ciudadano. Quienes disfrutamos de vivir en Málaga haríamos bien en darnos un paseo por este bosquecillo urbano, en pleno casco histórico, para orearnos de todo lo que hemos sufrido -podríamos hablar también esta semana de lo de «Mafo», Bankia y el Banco de España- y de cómo seguimos reaccionando, más como espectadores que como ciudadanos expoliados…Porque hoy es sábado.